lunes, 14 de abril de 2014

De algo ha servido que a Geoooorge no le guste la conversación de signos y se ha puesto a estudiar nuestra lengua en un curso intensivo. Es una lástima porque, tanto la abuela como yo, íbamos progresando en la asignatura del toqueteo.

La puerta de la calle se ha abierto de golpe y me he asustado. Tenía a Pascualita en la mano y ha salido volando hacia el techo y al caer, para que no se diese contra la mesa, le he dado un manotazo en el aire y la he desviado hacia el fregadero que estaba lleno de agua y los trastos de la cena de ayer. La pobre ha terminado dándose un buen baño en el agua sucia, que además de ser dlce, tenía jabón.

He intentado cogerla pero se escurría y se iba más al fondo - ¡¡¡Pascualita, mueve la cola, jodía sirena de las narices!!! ¡¡¡Nadaaaaaa!!! - "¿Nada, qué?" - ¡Que nades!  ¡¡¡Pascualitaaaaaaaaaaaa!!! - La abuela me apartó de un empujón y por poco me trago una silla.  Sacó los trastos sucios sin ningún miramiento y ahora tengo que comprar platos y vasos.

Al final, dando un grito desgarrador (me temí lo peor) la abuela sacó la mano del agua con Pascualita agarrada a ella con los dientes. - ¡Uf! menos mal, pensaba que tendríamos que poner su foto en la pared de los finados de El Funeral... - Después del espectáculo de carreras, gritos, llantos y desesperos de la abuela, rompió la escoba en mi cabeza - ¡Aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy! ¡Yo no te he mordido! - "¡Has querido romper mi matrimonio!" - ¿Yooooooooooo? Quien rompe aquí eres tú, abuela. También tendré que comprar una escoba. - "¡Y te la romperé en las costillas!

El enfado de la abuela se debía a que les conté al abuelito y a la Momia que se iba a la Feria de Abril con su amiga Conchi y ellos quedaban a mi cargo. Y no sabían nada. - "¡Mi suegra quiere venir con nosotras, con el minivestido y el clavel reventón!" - Normal.- "Y Andresito se niega a quedar a tu cargo porque teme morir de lo mal que cocinas"  - ¡Que tonto! si para mandarlo al otro barrio no me necesitas ¡Aaaaaaaaaaaayyyyyyyyy! ¡No me des capones, abuela!.

Llamaron a la puerta y al abrir caí desmayada al suelo. Un fantasma vestido de negro, con un velón encendido y un capuchón que alargaba su cabeza hasta el infinito, me estaba pidiendo "la voluntad". Cuando volví en sí, gracias al chinchón que pusieron bajo mi nariz y que luego tomé, vi que era la Cotilla - ¿Desde cuando los nazarenos van pidiendo la voluntad por las casas? - Desde que mi pensión no llega ni para comprarme una lupa para ver la subida que nos hicieron. - "¡Eres la vergüenza del barrio, Cotilla!" - ¿Yooooooooooo? ¡Encima!

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