martes, 8 de abril de 2014

Ha sonado el teléfono y no he entendido nada. Ha vuelto a sonar y era el mismo tipo que hablaba atropellado y raro. He colgado y cuando han vuelto a llamar le he dejado sonar hasta que se han cansado. No estoy para bromas tontas.

Al cabo de un rato, un acalorado Geoooooooorge, ha venido a casa. Se le veía irritado. En cuanto he abierto la puerta me ha señalado con el índice como si estuviera acusándome de un crimen y ha dicho algo así como - ¡¡¡Com mi!!! - Entonces he sacado a relucir mi inglés - ¡¡¡Hola, Geooooorge!!!  ¡¡¡¿Qué haces aquí?!!! - En vez de contestarme a lo que le preguntaba, ha repetido lo mismo - ¡¡¡Eso ya lo has dicho y no sé lo que es!!!... ¡¡¡¿Dices comi?!!!  ¡¡¡¿Quieres comer?!!! ¡¡¡¿Te abro una lata de fabada!!!? - Por toda respuesta, me agarró del brazo y tiró de mi como si fuera un príncipe salvando a la princesa de las garras de un dragón.

Antes de entrar en la Torre del Paseo Marítimo ya se oía el Requiém de Mozart - ¡¡¡¿Se ha muerto Andresito, Geoooorge?!!! -  Por toda respuesta me empujó para que entrara de una vez. Y me encontré con la abuela sentada en una butaca con la mascarilla puesta y  conectada a una bombona de oxígeno. Y lo peor fue ver a Pascualita en estado comatoso y con la piel verde-olivácea, flotando en una pequeña pecera. Al otro lado de la abuela estaba la Momia, conectada también al oxígeno.- ¿Qué ha pasado aquí?

- ¡Tu abuela acabará matando a mi madre y de rebote, a mi! - ¿Ha abierto el gas? - ¡Peor! Estuvieron fumando como carreteros en El Funeral. El local era una nube compacta y apestosa de tabaco y los que se quedaron dentro fueron cayendo como moscas. Yo me salí al poco rato pero tu abuela quería batir el record de más cigarrillos fumados y mi madre no quiso ser menos. Ni tampoco Conchi y casi todos los demás. - Es que eres un poco soso, abuelito. - ¡Encima! Vinieron diez ambulancias medicalizadas y no daban abasto. - ¿Todo esto ha salido en el periódico? - Gracias a Dios, he podido evitar que salgan los nombres.

- ¡Avemariapuerísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Vengo cargada de colillas! Cuando he llegado al Funeral aún no habían empezado a limpiar y me las he llevado todas. Luego liaré cigarrillos y los venderé a granel. - Usted siempre al loro, ¿eh? - Como no llego a fin de mes... Por cierto, he hablando con un periodista. Quería saber los nombres de los que se intoxicaron y como me ha ofrecido un buen dinerito, además de los nombres, le puesto un poco de fantasía al relato, por ejemplo le he dicho que de tabaco, nada de nada. ¡Marihuana de la buena! jajajajajaja ¿Qué te parece? - Un fuerte porrazo contra el suelo hizo que nos giráramos. Andresito estaba tendido, pálido, con los labios morados, los ojos en blanco y convulso, lo que me indicó que aún no estaba muerto.

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