lunes, 16 de junio de 2014

- "¡Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyy, que sustooooooooooooooooooooo! ¡Dame un vaso de chinchón, niñaaaaaaaaaaaa!" - La abuela llegó a casa blanca como la leche. Con los pelos teñidos de multicolor, de punta. Los ojos ribeteados de rímel abiertos como platos llanos. Y el vello de punta. - "¡Me tiemblan las piernaaaaaaaaaaas!" - Al oír los gritos, Pascualita ha subido, rápidamente, a sentarse en el borde del orinal decimonónico y ha fijado su mirada asesina en mi al tiempo que me mostraba los dientecitos de tiburón. - ¡Abuela, no grites que la sardina asesina me atacará! - "¡No me hables de sardinaaaaaaaaaaaaas. Ay, que miedo he pasado!... ¿Dónde está el vaso de chinchón?" - Tranquila que ahora mismo te pongo una copita. - "¿Cuando he dicho yo copita? ¡¡¡Necesito un vaso hasta los topes!!!" - En ese mismo instante, un chorrito de agua envenenada se estrelló contra mi ojo derecho - ¡La madre que te parió, abuelaaaaaayyyyyyyyy!

- ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Se os oye desde la calle ¿Por qué no le das el chinchón a tu abuela,? Luego querrás que te deje la Torre del Paseo Marítimo en herencia... Ya te sirvo yo. ¡Que cruz tenemos con tu nieta!... Y de paso, me tomo yo otro vasito.

Cuando volvió la calma, que tardó lo suyo, yo tenía el ojo cerrado e hinchado. La abuela intentó explicar el por qué de su alteración. - "Estaba en ... ¡hip!... la playaaaaaaa de Alcudia, tan pancha... ¡hip!... luciendo mi bikini nuevo... ¡hip!..." - ¿Me darás... ¡hip!... el viejo? (saltó la Cotilla) - "No. Lo venderé en un ... ¡hip! mercadillo solidario ...?" - ¿Para los... ¡hip!... pobres? ¡Yo lo soy! - "Creo que es para los... ¡hip! chinitos" - ¿Para el señor... ¡hip!... Li? ¡Si está forradooooooo!

Al final conseguí que la abuela retomara el hilo de su historia - "Vi una aleta... ¡hip!... ¡Mirad. Se me pone el vello de... ¡hip! ... puntaaaaa! Y no pude correr" - ¿Estabas en el agua? (pregunté preocupada) - "¡Siiiiii! Me llegaba por... ¡hip!... el tobillo. ¡Fue horribleeeeeeeeee!"  - ¿Era un tiburón blanco? - "No se lo pregunté... ¡hip! boba de Coria" - Jajajajajajaja ¡Abuela! Eran delfines pequeñitos que habían quedado varados en la playa. - "¡Cotilla, dale un capón a mi nieta... ¡hip!... que no le llego!"

Cuando Pascualita vio que la vecina me agredía, atacó de nuevo tirándome agua envenenada en el ojo sano ¡No me lo podía creer! Ahora no veía nada y sufría horriblemente mientras gritaba - ¡A mi no, idiota. A la Cotilla! - Finalmente fue Pepe-Crisogono quién me vengó cuando la abuela y su amiga se servían café recién hecho en la cocina. Debieron dar un golpe a la estantería donde está siempre y la cabeza jibarizada cayó en la cafetera abierta salpicándolas de café. Saltaron como posesas al quemarse. Pepe quedó un poquito más estropeado y yo me sentí reconfortada cuando, mirando a Pascualita le dije: - Como mañana no te de el desayuno tu madre, lo tienes claro, sardina. - En ese momento llevaba las gafas de sol... por si las moscas.

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