lunes, 23 de junio de 2014

La abuela ha tomado mi casa por el pito del sereno y cuando tiene que cocinar algo que huela fuerte, se viene a hacerlo aquí. Ahora se ha dado cuenta de que su amiga del alma está mal. Es mentira, lo que pasa es que le gusta quejarse para dar pena y hacer su estancia más larga.

Ha venido con kilo y medio de sardinas y pimientos. - "Luego lo freiré todo y lo acompañaremos con huevos fritos" - ¡Hala. Alegría para el colesterol! (critiqué yo) - Ya está doña Melindres quejándose ¡Que cruz tenemos con ella! - "No le hagas caso. Ya verás como no se quedará sin comer" - Pero yo soy joven y lozana... ¿A qué vienen esas risas? - Jajajajajaja ¡Que graciosa es cuando quiere, la jodía!

Desde la calle se olía a sardinas y pimientos fritos - ¡Qué vergüenza. Toda la escalera se ha enterado de lo que vamos a comer. - "¡Que se chinchen!" - ¡Abuela!... La próxima vez fríes en tu casa. - "Allí no puedo hacer sardinas. Es un barrio fino y estaría mal visto" - ¿Cómo se las comen? ¿De lata? - Por cosas como éstas no me gustaría ser rica (dijo la Cotilla cargada de razón)

Puse mesa para cinco porque vinieron el abuelito y su madre. Cuando nos sentamos la abuela colocó a Pascualita dentro de un vaso con agua de mar y lo puso delante de su plato, a la vista de todos. Yo empecé a toser y carraspear pero no hizo caso. Intenté darle una patada por debajo de la mesa pero se la di a la Cotilla en la espinilla. Se puso colorada como un tomate y mirando a Andresito con ojos de cordero a medio degollar, aulló - ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuuuuuuuu! y luego le quedó una sonrisa bobalicona en la cara. Pues sí que le he dado fuerte, pensé.

Fue la Momia quién se interesó por lo que había en el vaso - "Es un remedio para mi asma" - ¿Y qué haces con él? ¿Te bebes el agua o te comes esa cosa... repugnante? - Supongo que la abuela eligió la opción menos comprometida y dijo - "Bebo el agua... aunque no ahora sino pasadas 24 horas. Lo pongo delante de mi para acordarme" - ¿Tienes fallos de memoria? ¡empiezas pronto, querida! A tus años a mi no me pasaba eso. - La cara de la abuela era un poema, sobre todo porque no podía contestar como hubiese querido, a su suegra. - "No es eso, mujer... Me gusta ver lo que voy a tomarme jejejejeje" - (La Cotilla saltó) Está pasando lo que siempre he temido. No se da cuenta de que ya tiene una edad en la que no pue... ¡¡¡aaaaaauuuuuuuu!!! (Y la Cotilla, aulló de nuevo aunque esta vez la patada en la espinilla se la dio la abuela)

En cuanto acabamos de comer mis abuelitos y la Momia se fueron porque el aire se había enrarecido entre la pareja... ¿por qué?... pues... tal vez porque Andresito no salió en defensa de su mujer diciendo que era PERFECTA y que la desmemoria era cosa de otraaaaassssssssss. El caso es que ni siquiera tomaron café y me quedé con la casa apestando a fritanga y la cocina empantanada. Y la Cotilla seguía con su sonrisa bobalicona - ¿Me contará qué es lo que la tiene atontada? - Tu abuelito está colado por mí... ¿No me crees? A mi también me ha costado creer que voy a ser la próxima en disfrutar su fortuna una vez que se haya divorciado de tu abuela... - ¿Aún no hemos probado el chinchón y ya está así? ¿Qué le hace creer eso? - Es el primer hombre que me ha echo aullar... ¡Dios mio, menudo escándalo armaremos cuando nos amemos en la intimidad!  

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