lunes, 28 de julio de 2014

El abuelito ya está harto de conducir el rolls royce. Dice, con razón, que para qué quiere un mayordomo quejica, al que tiene que pagar, transportar y aguantar sus lamentos ¡Y encima en inglés! No puede ni servir el té por que dice que la herida le duele ¡¡¡Hogogues!!! Temo que se monte un pollo de mucho cuidado si decide dar media vuelta y volver a Mallorca porque cuando a la abuela se le mete algo en la cabeza (y ahora se le ha metido Santiago al que espera convencer para que me haga un bisnieto) y le llevan la contraria, no le arriendo la ganancia al que esté cerca. Por eso yo sigo caminando por senderos polvorientos, siguiendo las huellas de peregrinos que pasaron antes que yo y que a su vez siguen las de quienes nos precedieron siglos ha.

La Cotilla es quien ha pasado a ayudar a los abuelitos y ha cogido unos humos que no hay quien le tosa. Para empezar no quiere que la llamemos Cotilla sino Mayordoma. Y se burla de Geooorge - Habrás ido a escuelas prestigiosas pero no tienes ni idea de ajustar un presupuesto como hago yo. - ¡Yo no buscar en contenedores. Puagg! - Porque eres un remilgado. ¡Ni siquiera sabes que para beber té hay que levantar el dedo meñique! .

Cada día la abuela me dice que nos hemos perdido. Que miro los mapas al revés. - "¡¿Cómo es posible que no hayamos llegado todavía a casa de Santiago?! Toda la culpa es tuya por querer ir a pie. ¿Crees que te esperará? ¡Si es que agotas la paciencia a un santo! ¡sube al coche!" - ¡No puedo! Quiero que me den la Compostelana. - "Andresito, dile a la niña que tú se la comprarás cuando lleguemos ¡pero que suba de una vez al coche!"

Míentras hablábamos a la orilla de la carretera, vimos pasar, sin prisa pero sin pausa, al Hombre Caracol con su gran mochila a la espalda. Es verlo y sentirme motivada así que los dejé con la palabra en la boca y continué mi camino. La abuela cree que voy tras él por si nos sale una vaca... como la mochila es roja...

 Pascualita sigue viniendo conmigo y más ahora que sería peligroso que Geooorge la viera e hiciera cábalas sobre la sirena y la pérdida de su tetilla. Me he dado cuenta de que la sirena bizquea y duerme mucho dentro de la garrafa. Esta mañana, al ir a añadir más agua de mar me ha subido un tufo a chinchón que casi me tira de espaldas. - Abuela ¿has estado "bautizando" el agua? - "Solo un poco... buenos, varias veces entre ayer y hoy... ¿Y tú?" - Yo también... entre ayer y hoy... ¡Ai, Dèu mevet!

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