jueves, 18 de septiembre de 2014

El rolls royce aparcó debajo de casa y la abuela sbió seguida de Geoooorge cargado como un burro. - "A ver, nena ¿dónde ponemos todo ésto?" - Venían los dos vestidos de verde de la cabeza a los pies. El Unitetillo, además, llevaba un embudo blanco colgado del cuello. - ¿Qué traéis? - "Banderas verdes, un retrato de la Consellera de Educación para que lo cuelgues boca abajo,.. " - Pues si que has comprado cosa... ¿Estás son las que ya no caben en tu casa? - "En la Torre no he puesto nada. ¿No ves que somos ricos? Además, Andresito solo ha consentido que ponga toallas verdes en nuestro baño porque ahí solo entramos nosotros. Y eso a base de discutir mucho con él... Pero me desquito poniéndolo aquí... ¡Geooorge!" - Si madame... - "Cuelga las bandera del balcón y las ventanas y..."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Vais a hacer una fiesta ecológica? Si lo sé me traigo las verduras que había en el contenedor del super. - "Es una protesta por la Educación que nos imponen" . Y ahora Geoooorge colgará el cuadro de la Consellera junto al altar de los Amigos de lo Ajeno..." - ¡Alto ahí! Por aquí no paso. Ese es el altar de mis Maestros, mis gurús...Los "artistas" que se han llevado el dinero de todos, calentito y con mucho arte... No es lugar para meter a ésta señora ¡Me niego! - Cotilla ¿no querrá que tenga altares repartidos por toda la casa? Con uno basta y sobra, así que los ponemos a todos en el mismo y van que chutan. - ¡No señora. ¡No estoy de acuerdo! Todavía hay categorías. - "Esta mujer no ha metido la mano en la caja, que se sepa... de momento" - Pero arruinará la educación de nuestros niños por empecinarse en no hacer las cosas con sentido común ¡Así que ya le estáis buscando otro emplazamiento!

Mientras las dos amigas discutían, cada vez más fuerte, me acerqué al cubo de fregar de los chinos. Pascualita dormía flotando entre dos aguas y yo sentí deseos que fastidiarla, del mismo modo que las dos viejas me fastidiaban a mí. Así que la cogí y la metí en el bolsillo del delantal. Nunca le han sentado bien los despertares bruscos y oí el ruido de su dientes cuando los hizo chocar unos con otros. Volví junto al altar y con la protección del guante de acero, saqué a la sirena que, en seguida saltó sobre su víctima. El Unitetillo estaba esperando, con el martillo y la alcayata en las manos, a que le dijeran dónde tenía que colgar el cuadro que sostenía apoyado en el respaldo de una silla.

En un santiamén, el misil azul-sardina, chocó contra el cuadro y unos segundos después, no quedaba nada del retrato de la Consellera, Acto seguido saltó al altar y con el mismo arte, acabó con las fotografías de Luis Bárcenas y Jordi Pujol. La atrapé al vuelo cuando se lanzado sobre la Cotilla, que no salía de su asombro al ver reducidos a confettis a sus admirados gurús. - ¿Qué... qué... ha pasado? - "¡Niña, trae el chinchón!... Y ya hablaremos luego tú y yo"

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