viernes, 26 de septiembre de 2014

- "¡Nena! ¿Estás despiertaaaaaaaaaaaa?" - Ahora... sí, abuela zzzzzzzzzzzzzzzzz... - "Ya no voy a ronronear más porque, parece ser que a Isa no le ha sentado bien que dijeran eso de ella" - ¿Quién es... Isa?... zzzzzzzzzzzzzzzzzzz - "La inglesa que toma el te a las cinco" - ¿Por zzzzzzzz... qué? - "Porque es la Reina y hace lo que le da la real gana... ¿Duermes?" - No...zzzzzzzzz - "¡Prepara café que voy a tu casa!"

Noté que estaba siendo zarandeada. Abrí los ojos legañosos y a unos centímetros de mi cara estaba la de la abuela y la de Pascualita. Volví a cerrarlos para escapar de la pesadilla. Pero cuando sentí como se deslizaba, pecho abajo, el frío de la muerte, me puse de pie en la alfombra de un salto - "Ya te dije que funcionaría jajajajajajaja" - La sirena se estrelló contra el suelo y enfadada (¡que poca correa tiene este bicho!) reptó hasta mi y me arreó un mordisco con saña en el dedo gordo del pie. Han pasado las horas y aún no puedo ponerme la zapatilla. ¡Qué dolor, qué hinchazón, qué risas se echó la abuela, qué asco les tengo a las dos!

Me dijo que tenía insomnio. - "No paro de dar vueltas en la cama así que me he dicho que dónde iba a estar mejor que aquí" - En tu casa. - "¿Para hablar de tonterías con Andresito o con Geoooorge? Otro que tal baila. Se duerme por los rincones" - Abuela, aún no ha amanecido... - "No me vale esa excusa. Es un mayordomo inglés y tiene que estar a mis órdenes" - Incluso los mayordomos ingleses necesitan descansar... - "Menos mal que no te oye... Está en el rolls royce. Asómate al balcón y oirás sus ronquidos"

Mientras se tomaba el tercer café yo me desparramaba sobre la mesa de la cocina a pesar de tener el pie en remojo para aliviar el dolor - "¿Has visto que guapa está Pascualita?" - Estoy dormida, no borracha. - "Que sosa eres, mujer. Y rencorosa... La pobre se ha dado un buen castañazo..." - Pues que te muerda a ti. Yo no la he despertado. - "¡Era una broma! ¿Cómo vas a encontrar novio, alma de cántaro? Tienes que saber encajarlas... ¡Ay, Pascualita. Que cruz tengo con mi nieta!"

Me dormí como un ceporro arrullada por la cháchara de la abuela - "¡¡¡Ha dimitidoooooooo. Ha dimitidooooooooooooooo!!!" - Desperté asustada, con el corazón latiendo a mil por hora - ¡Tengo un infarto. Socorroooooooooooo! - "¡Calla, boba! ¿A ver si va a ser más importante tu infarto que la dimisión de Madò Trepitja?" - ¿Quién? (el pulso seguía acelerado y yo temía por mi vida) - "¡Madò Sa Moma!" - Abuela, a una moribunda no se le puede hablar en clave... - "¡La del pelucón, coñe! La consellera de Educación" - Pascualita, sentada sobre el azucarero, me dedicó una siniestra sonrisa mientras con sus deditos hacía la señal de OK. - ¡Dice que sí, este monstruo. Que me muero! - " Escúchame. Se está poniendo de moda dimitir... o que te hagan dimitir. Vamos prosperando"

Poco a poco fui acompasando la respiración - ¿Hablabas de los Pinochos?... ¿Ha dimitido nuestro Pinocho mayor? - "Eres lenta de entendederas... ¡Toma, un chinchón, a ver si espabilas" - Iba a protestar porque no eran horas para eso cuando a nuestra espalda sonó - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Venga ese chinchón! - Acto seguido, Pascualita salió flechada hacia el cubo de fregar de los chinos, gracias a un revés mío.

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