viernes, 17 de octubre de 2014

Vivo sin vivir en mi. No duermo bien porque me despiero a las 7,30 de la mañana cuando antes lo hacía a las 8 y ya no puedo conciliar, de nuevo, el sueño. Tengo sudores cada vez que ando por la acera y me da el sol de lleno. Después de comer no tengo hambre... Estoy desasosegada (incluso digo palabras como ésta)... Y todo por culpa de la abuela y su escudera, la Cotilla. Quieren terminar con la vida de Andresito y me he propuesto evitarlo por todos los medios... por lo menos hasta que sepa que en su testamento  me hace heredera, junto con el Médico, de la Torre del Paseo Marítimo. Luego, hallá se las componga porque, con los años que tiene, debe saber cuidarse, digo yo.

De momento he que conseguir que Pascualita calme su furor sexual. Pensaba que tendría ciclos de celo pero el suyo es contínuo. Por eso se enfurece por cualquier cosa. Está frustrada por no poder saciar sus apetitos del bajo vientre... Incluso sus ansias de ser madre, si es que todavía puede aspirar a eso porque no tengo ni idea de su edad. Es tan fea que no sé si es joven o vieja. La abuela dice que es joven pero ¿comparada con quién? ¿con ella, con la Cotilla o, ya poniéndome en un caso extremo, con la Momia?

He buscado información en internet, que es un sabelotodo menos en cuestiones de sirenas. No tiene ni idea. Se limita a decir que son seres fantásticos, de leyenda, de cuentos de marineros borrachos... en fin, que me he quedado como estaba. Pero, de repente, se me encendió una bombilla, la de las ideas de Cascorro. Y grité el clásico ¡Eureka!

Decidida a poner en marcha mi plan, acudí a la tienda de los chinos del señor Li y le hice un encargo. Levantó una ceja, después otra... - ¿Estal segula de lo que pedil? - Claro. - No sé si habel de esto en China. - Pues fabríquelo. Ustedes tienen fama de copiarlo todo. - Selá calo. - ¿Caro? ¿encima que le doy yo la idea? Además, una vez echo el molde pueden hacer miles de copias. - Esto no complal-lo nadie. - ¡Menudo comerciante ésta hecho, señor Li! Piense en todo lo que va a ganar como se ponga de moda. - Tú solda como tapia, boba de Colia. - ¡La madre que lo parió!

Al final claudicó y va a hacer un sireno, en plan muñeco hinchable, a imagen y semejanza de Pascualita. Hace tanto tiempo que no ve a un congénere que será fácil engañarla. Y oye, que se las apañe con el sucedaneo. Si, por fin, se calma su ansiedad, al menos tendré un frente cerrado en el que la abuela y la Cotilla, no contarán con arma alguna con la que atacar al abuelito. El plan me pareció tan perfecto que Pascualita y yo brindamos con chinchón.    

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