jueves, 27 de noviembre de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Levantate que tenemos que hablar... Y de paso prepara el desayuno que traigo croasanes del contenedor. Fresquitos. - ¡Están helados! - Claro, en la calle hace frío, alma de cántaro. - No grite que la Momia duerme. - Huy, no me acordaba, como ni pía ni muge...¡Escucha!... - Agucé los oídos... - Bonito ¿eh? Son los creyentes que vienen a venerar a San Mandinga. - ¿A dónde "vienen"?... ¡¿Aquí?!

Me asomé al balcón. Una larga procesión de desarrapados doblaba, la esquina. Traían velas encendidas (entre otras cosas porque era de noche) y cantaban una especie de mantra. La gente se asomaba a las ventanas a ver qué pasaba - ¡Gamberros! ... ¡A dormir la mona a otro sitio!... ¡Llama a la policía, Mariano!... ¡No me llames Mariano, a ver si se van a aconfundir y la liamos!...

- Cotilla ¿viene a mi casa? - A pedir un milagro. - ¡Qué milagro ni que leches! ¡Que se vayan ahora mismo! - Corrí a buscar a Pascualita. La sirena dormía plácidamente y no hay nada que la ponga de peor humor que ser despertada bruscamente. Y eso era lo que yo necesitaba. Que fuera una fiera corrupia y no dejara que nadie entrara en casa.

Al volver a la salita, una riada de personas enfervorecidas venían pasillo adelante guiados por la Cotilla que las dejaba entrar, previo pago de ¡cinco euros! - ¿Pero qué hace? - Les garantizo que sus deseos serán escuchados y eso vale algo ¿no te parece? - Lo que me parece es que nos van a linchar. - Mientras Pascualita se debatía por soltarse de mi mano, protegida por el guante de acero, algunas personas se me acercaron pensando que era la reliquia. - ¡No, no! Está allí. Bajo la lupa...

Una hora después de que la gente se hubiese ido, aún discutía con los vecinos de la escalera a los que los mantras no habían dejado dormir - ¡Y que sepas que hemos llamado a la policía! - gritaron algunos.
Casualmente, Bedulio estaba de guardia esta noche y llegó reticente y con cara de pocos amigos. - Dicen que has montado una iglesia paralela... ¿no será verdad? - ¡Claro que es verdad! (saltó la Cotilla) Tenemos una reliquia y hay que aprovecharla. De momento ya ha echo el milagro de que pueda llegar a fin de mes sin apuros.

Cerré la puerta porque los vecinos se volvían a alborotar. - ¿Tenéis una reliquia?... ¿no será... tu abuelito? - No. Él es un fantasma. - El corpachón de Bedulio se estremeció. - Mírala. Está en la salita bajo una lupa. - A mi estas cosas no me gustan... - ¡Mírala, hombre, que  no muerde! - Permaneció inclinado sobre la lupa tanto tiempo que creí que se había dormido de pie. - ¿Qué es "eso"? - Una rebanada del pene de San Mandinga. - El estemecimiento del Municipal fue más agudo - ¿Le habéis... ¡glub!... Habéis sido... capaces ... ¡glub, glub!... Con un ... cuchillo... - Bedulio inició una extraña danza con las piernas muy juntas, balanceándose de izquierda a derecha y doblando las rodillas. Luego dió saltitos y comprendí lo que le pasaba - El cuarto de baño está por allí... Cuidado con la tapa del wáter. Tiene los tornillos flojos y a veces se cae. No te vaya a pillar - Se quedó quieto,. con los ojos cerrados y la respiración entrecortada. Y cuando una vocecita sonó a su espalda, preguntó - ¿Qui...qui...én... es? - La Momia. (respondí)  - Desde entonces no he vuelto a verle.

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