martes, 4 de noviembre de 2014

Una voz cascada ha contestado a mi pregunta escueta - ¿Sí? - cuando he cogido el teléfono. Al principio todo era carraspeos y chirridos. - ¿Oiga?... ¿Quién es? - No lograba entender nada. - ¿Sabes lo que te digo? ¡para tu madre, por si acaso! - Y colgué. Unos minutos después llamó la abuela - "¿A ti no te enseñaron modales en una escuela de pago, verdad?" - Ya sabes que no. - "¿Entonces porque le pierdes el respeto a tu bisabuelastra?. Primero la insultas y luego le das con el teléfono en las narices" - ¿Carraspea? - "Claro. Su garganta es tan vieja como ella, boba de Coria"

La Momia llamaba para invitarnos a comer... en mi casa. Quería celebrar algo con nosotras - ¿Y por qué no lo haces en la Torre del Paseo Marítimo? - Porque allí está Andresito. - Fue un buen argumento para mi. Preparé la mesa con el hule menos manchado y tapé las manchas con vasos, el salero, la cesta del pan... Me admiro a mí misma de lo eficáz que soy resolviendo problemas caseros.

A la hora convenida empezó el concierto de claxons debajo de casa. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Ya están aquí... ¿Dónde has puesto el water? (dijo la Cotilla girando en redondo) - En la salita. - Si no tuvieras la manía de llenarlo de agua podría servir de asiento para las visitas. - Geooorge entró cargado de bolsas y fue directo a la cocina. En un momento preparó ensaladas, entrantes y puso una mesa que era un primor. Para ello quitó el hule y los tratos estratégicamente colocados. Me miró con desprecio y tendió un mantel de hilo egipcio, blanco como la  nieve. Colocó cristalería de Murano, cubiertos de plata vieja y vajilla de la Cartuja de Sevilla... Y ahora ¿quién comía allí? ¿seríamos decapitadas, ipso facto, si hacíamos una mancha?

La comida fue exquisita desde el principio al final. Y me chupé los dedos, una y otra vez... porque no me atrevía a manchar la servilleta. Y bebimos champañ y solo champañ. Cuando después de varios intentos, la Momia consiguió ponerse en pie, el inglés le aguantó la copa mientras y ella habló : - Hace 92 años, yo era  un pimpollo que paseaba entre restos faraónicos dispuesta a ser de las primeras personas en ver el contenido de la tumba, recién descubierta, de Tutankamón... - La Cotilla me cuchicheó - ¿Al final cuántos años tiene ésta mujer? - Ni se sabe.

- Cuando Carter abrió el agujero en la pared y cogió la vela para ver qué había dentro, le di una patada en la espinilla, le quité la vela y fui yo quién la introdujo en la tumba. Y también quién  respondió a la pregunta de " ¿Qué ve?" de  Lord Carnarvon ¡Cosas maravillosas! exclamé emcionada. Ahí pude pasar a la Historia pero el Lord no se enteró de que fui yo quien respondio gracias a que llevaba una buena cogorza de brandy. Pero Carter, que siempe fue un envidioso machista, dijo que esa frase histórica la había dicho él, que para eso era el arqueólogo. - ¡Vaya! Hiciste bien en darle la patada, abuelita. (dije entusiasmada)  - Ahora brindaremos por aquel gran día... a pesar de que no pasé a la Historia - Brindamos y aplaudimos a la Momia hasta que no quedó ni gota de champañ. Estábamos felices y con una cogorza tan grande como la de Lord Carnarvon 92 años atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario