martes, 9 de diciembre de 2014

- "Hoy comeremos paella" - Ha dicho la abuela al tiempo que dejaba unas bolsas en la mesa de la cocina con todos los avíos. - ¿Por qué? - "Porque hace viento" - Quedé descolocada - ¿Es una excusa como otra cualquiera? - "No. Es una excusa para ti. Yo como paella cuando se me antoja, sin excusa pero con gambas" - ¿No querrás que la haga yo? - "¡Ni se te ocurra! Voy a un recado. Cuando vuelva la haré" - Y salió sin darme más explicaciones.

Parecía estar excitada y aunque no sabía el motivo, hice deducciones con Pascualita mientras desayunábamos. - Debe haberse peleado con Andresito ¿no te parece? - Por toda respuesta, la siena se tiró en plancha dentro de su taza de cola cao y alguna salpicadura llegó hasta el estante donde Pepe ¿veía? pasar el tiempo con su cachaza habitual.

- O con Geoooorge... - Pascualita no me contestó porque estaba lamiendo el hule de la mesa. - Claro que, quizá está enfadada con su amiga Conchi ... Quizá los tacones de aguja de su amiga eran más altos que los suyos. ¡A sus años! Sé que tienen varices, pero se maquillan las piernas y además, llevan preciosas medias de cabaretera que ayudan a que todo luzca...jejejejeje...  Tu nunca llevarás unos estilettos, Pascualita jajajajaja ¡Como no te los pongas por sombrero ¡¡¡Aaaaaaaaaaayyyyyyyyyy!!! ¡Eso duele, maldito bicho! ¡No me escupas veneno en el ojo! Aaayyyyyy...Ahora me será difícil pelar las gambas...

Me escondí en la salita. Junto a la capilla de los santos, la Cotilla había levantado otra a Bárcenas, Blesa y Rato. ¡Maldita sea! Le tengo dicho que no quiero ver en mi casa nada que me recuerde a los millones y millones de euros que éstos pájaros han echo volar hacia sus respectivos nidos. Pero ahora no podía quitarlos porque se me estaba poniendo el ojo como un colchón y veía menos que Pepe Leches, que tropezó con un farol y dijo: usted dispense.

Mientras esperaba a la abuela, calmé el dolor con chinchón. Luego entré en la cocina, agarré por la cola a la sirena y la eché de cabeza a la jarra grande de cerveza. Luego cogí a Pepe, que ni muerde ni escupe y volví a la salita. Puse la cabeza jibarizada frente a mi. - Estoy pensando que debería usarte de... ¡hip!... llavero. Así podrás salir de casa. Ver mundo, ponerte al día... Pascualita está ... ¡hip!...al cabo de la calle porque sale a pasear con la abuela, en el termo de los chinos pero tú, con la boca y los ojos cosidos... ¿Qué tal si te pongo unas ... hip! gafas de sol ... ¿O no quieres...¡hip!...cambios?... 

La abuela volvió con la cara roja, los ojos brillantes y contenta. - "Misión cumplida" - ¿Qué has... ¡hip!... echo? - "Vigilar los puentes de la autopista. Y ha dado resultado. Entre Geooorge y yo hemos descubierto a varios cafres disponiéndose a tirar piedras a los coches con la "sana" intención de matar unos cuantos conductores". - ¡No me... ¡hip!... digas!... ¿Qué has echo con... ¡hip!... ellos? - "Arrearles los guantazos que deberían haberles dado sus padres hace tiempo" - ¡Bien echo... ¡hip! ¿Qué han dicho? - "Nada. Mearse en los pantalones y llorar." - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿Ya está la paella? (dijo la Cotilla que entró, pasillo adelante, como un elefante en una cacharrería) - ¿Cómo lo sabe? - Por el olor. - ¿Qué olor, si aún no está... ¡hip!... el fuego encendido? - Calla y pónme un chinchón. - "¡Que sean dos!" (gritó la abuela desde la cocina).


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