sábado, 20 de diciembre de 2014

La abuela me tiene dicho que tengo que ser muy amable con el butanero y dejarle que entre la bombona hasta la cocina y una vez allí invitarlo a beber lo que quiera. Y eso sí, darle una buena propina. Le hago caso en todo menos en eso, que no están los tiempos para tirar cohetes. Un día le pregunté si en su casa hacía lo mismo y me dijo que no. - "Ya no tengo edad para traer críos al mundo" - ¿Críos? lo que trae este hombre son bombonas de butano... Abuela, estás pallá. - "Y tu eres tonta perdida"

Cuando he oído el entrechocar de las bombonas (un día saldremos todos por los aires por esa costumbre que tienen los butaneros de anunciarse) he salido al balcón y le he pedido que me subiera dos. - ¡¿Está segura?! (me ha gritado) - Claro que sí. - ¡¿Para qué las quiere?! - ¿Tengo que explicárselo desde aquí? (impertinente, pensé) - ¡Lo digo por su bien. No vale la pena enterrarse en vida! - ¡No beba más que, por hoy, ya va servido! (grité yo, a mi vez) - ¡No le consiento que me llame borracho delante de mis clientas! - ¡Pues no diga chorradas! - ¡Era por su bien. Allá usted!

A todo esto, los balcones y ventanas del vecindario aparecían llenos de gente - ¿Qué pasa? - ¡El butanero quería ligar y le ha salido el tiro por la culata! jajajajajajaja - Es que va borracho y la otra también. - Me quedo aquí fuera aunque haga frío. Es más divertido que la Mariló jajajajaja. - ¡Butanero, que se te ha visto el plumero! - ¡Solo quería advertirla de que comprar dos bombonas, al precio que van, la hará sospechosa de atentado! - ¿Pero esa no es la que tiene una abuela rica que aparca donde le sale de los ovarios? ¡anda y que la zurzan!

Yo estaba que trinaba. - ¡¿Me sube las bombonas o qué?! - ¡Pero me firmará un papel que diga: bajo mi responsabilidad. Y lo firmará. Sino no subo! - ¡Déjala que haga lo que quiera con ellas. A lo mejor esta vez hay suerte! - ¡¡¡Suba de una vez!!!

Estaba tan enfadada que no lo invité a beber. Mientras él iba para la cocina, llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿Qué haces con la puerta abierta? - Es que está el butranero... - Pues cierra, mujer, que a nadie le interesan vuestras intimidades. - ¿Qué dice? - Eres más corta que las mangas de un chaleco ¡Que cruz tiene tu abuela contigo!

Al salir el hombre con las bombonas vacías, la Cotilla me interrogó. - ¿Piensas atentar? ¡Pero si no tienes coche, alma cándida! - El butanero sacó el bolígrafo paa que le firmara la nota.  Entonces, en el comedor se oyeron varios ¡¡¡CHAFS!!! consecutivos. Pascualita estaba dando saltos mortales. El hombre se paró en seco y, temeroso, preguntó: - ¿Qué... ha sido... ese ruído? - El ánima de mi abuelito que me anuncia su visita. (dije super cabreada)- ¡Ya me advirtió el Municipal y no quise creerle! (gritó, mientras pugnaba por salir de mi casa, apartando a la Cotilla de su camino)




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