jueves, 22 de enero de 2015

- "¡Holaaaaaaaaaaaaaa, nenaaaaaaaaaaaaaa!" - La abuela ha venido a visitarme el día más infernal del invierno. - ¿Por qué has salido estando convaleciente? - "Porque se me cae la casa encima... Tengo que confesarte algo pero tiene que quedar entre nosotras ¡Júramelo!" - Vale... Lo juro. - "Añoro los tiempos en que vivía aquí..." - ¿Aquí? Pero si la Torre del Paseo Marítimo le da cien vueltas a esta casa. - "Pero no es tan acogedora... Siempre estaba atareada y allí no hago nada. Todo lo hace el mayordomo" - Despídelo. - "¿Para hacer las cosas yo? No me lo permite mi estatus... También añoro los ratos que pasaba hablando con Pascualita mientras hacía la comida..."

¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! (Me quedé sin saber si también me añoraba a mi) ¿Ya estás buena? Pues yo no. Creo que me has pegado la gripe (le dijo la Cotilla a la abuela) - ¿No os habéis vacunado ninguna de las dos? - No lo habían echo ¿por qué? por cabezonería - "¿Me va a decir a mí el médico, la vacuna que tengo que ponerme?" - Abuela, hablas igual que Aznar con lo del vino ¡Lagarto, lagarto!

- ¿De qué hablábais cuando he llegado? - De lo mucho que se añora la abuela de esta casa... ¡Huy! se me ha escapado. - ¿Te añoras de este cuchitril? (soltó la Cotilla) Eres más tonta que tu nieta. - "Imposible. Me lleva ventaja" - ¡Cotilla, ya se está yendo de "mi cuchitril" y no vuelva por aquí hasta que las ranas críen pelo! - ¿No irás a decirme que vives en le Palacio Real?

El timbre de la puerta nos interrumpió. Era Andresito. - Hola, abuelito ¿Tu también añoras ésta casa? (La abuela me tiró un cenicero a la cabeza pero falló por muy poco) - Bueno... hay cosas que sí que añoro jejejejeje Por ejemplo... cuando tu abuela y yo nos quedábamos solos e imitábamos, sobre la mesa de la cocina, la escena de El cartero llama dos veces jejejejejeje - ¡Ya sé porque me decía el vecino de arriba, en aquellos tiempos, que había mucho jaleo aquí a las horas que estabas trabajando, alma de cántaro! (me dijo la Cotilla)

La cara de la abuela era un poema. Andresito, creyendo que había echo una gracia, se acercó a su mujer para abrazarla y recibió un codazo en el estómago que lo dejó sin aire. - "¿Has venido solo para decir sandeces?" - No... Quería que... vieras el avioncito... que llevaba mi abuelo... en la ruta... Palma... Porto... Cristo. - Jejejejejeje Siempre he dicho que no hay nadie tan gracioso como Andresito, cuando estás borracho. - "¡Cotilla, tengamos la fiesta en paz! y tú, no digas más tonterías" - No son tonterías, mujer. - "Si cuando tu abuelo era joven no se habían inventado los aviones" -  ¡Que sí! Aunque parecían de madera y papel, volvaban - "¿A Porto Cristo?" - ¡Exacto. A las Cuevas del Drac! - "¿A ver al Drac?" - Jajajajaja ¡No digas tonterías, mujer! - "O sea, yo digo tonterías y tu, don Perfecto, no estás borracho ¡Anda y que te pille un tren, don Viagra!" - Al abuelito no le gustaba ni pizca que la abuela lo llamara así pero, ante su mirada asesina, optó por callar y aguantar.

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