martes, 13 de enero de 2015

La abuela me ha contado que ha salido tenido que comprarle una botella de chinchón a su amiga Conchi para que deje de lamentarse del ataque de Pascualita. - "En lugar de una, he comprado dos por si nos terminábamos la primera" - Acabarás en alcohólicos Anónimos. - Si me dejan llevar el chinchón, desde luego.

Hemos ido al comedor social elegido para entregar el dinero de la subasta de El Funeral. Pensé que la gente estaría dando saltos de alegría, no por recibir ese dinero, sino por las palabras del Pinocho Mayor del Reino sobre que las familias están notando el final de la crisis. Pero se ve que esto va por barrios y en este aún no se han enterado.

La abuela quiso llevar a Pascualita en el termo de los chinos para que viera y aprendiera, lo que debe hacer en su hábitat si un día también tienen crisis en el fondo del mar. - Abuela, Pascualita será la sirena más informada del océano pero ¿cómo va a poner en práctica todo lo que le enseñas si no la dejas volver al mar? - "No tengas prisa que hay tiempo para todo" - No sabemos cuánto duran éstos bichos. - "Muchísimo. Pascualita fue una de las sirenas que cantó a Ulises cuando se marchó de Ïtaca" - ¡Que mal bicho!... de eso hace mucho tiempo... ¿Tu aún no habías nacido, verdad?

No se puede hablar con la abuela. En seguida saca la mano a pasear y me arreó un guantazo que hice palmas con las orejas. Al cabo de un rato dijo que íba a comprar silbatos - "Esta tarde nos manifestaremos delante del El Funeral. El ayuntamiento quiere deshauciar al dueño, tirar la casa abajo y hacer allí un banco" - ¿Para sentarse? - "¡Que cruz tengo contigo!"

La calle de la cafetería estaba de bote en bote. Todos los parroquianos estaban allí para apoyar al dueño de tan famoso establecimiento. Acordaron que, cuando vinieran a desahuciar, los más mayores se pondrían delante para evitar que los guardias pasaran para hacer su trabajo. De modo que los de las sillas de ruedas, los tacatacas y las muletas, formaron una barrera infranqueable - ¡¡¡No pasarán!!!  ¡¡¡Sí, se puede!!! gritaban todos, enardecidos  hasta que alguien se dio cuenta de que algo no iba bien - ¿En qué quedamos: No pasarán o sí, pueden pasar? A partir de entonces solo se grito uno de los dos eslóganes.

Entre los guardias que mandaron para tan desagradable trabajo, estaba el Municipal. Al pobre no le llegaba la camisa al cuerpo y en cuanto vio a los vejetes defendiendo su punto de reunión, le cayeron unos lagrimones como puños. - "¡Bedulio! ¿Qué haces ahí? No dejes que nos quiten el Funeral" (gritó la abuela) - Un compañero trabajó la línea sentimental, diciendo: - ¿Dónde pondrán nuestra foto cuando nos muramos? ¿Dónde se hará la fiesta de despedida? ¡Demolerán la pared de los Finados juntos con las fotos de los amigos que se fueron! ¡¡¡No pasaran!!! - En ese momento tan emotivo, se oyó una voz que sobresalía de las demás - ¡¡¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa!!! En esta fiesta ¿dan de comer gratis?

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