domingo, 8 de febrero de 2015

Con el pedazo de casa que tiene la abuela en la Torre del Paseo Marítimo. Con un televisor tan grande como la pantalla de un cine. Con un mayordomo que hasta puede pelarle pipas y tostarle los cacahuetes, tiene que venir a mi casa a ver la Gala de los Goya. - "Nena, preparaté que vendremos a lo del cine" - Vaya por Dios, ya se ha cargado mi plan para esta noche, que no era otro que sentarme en pijama en el sofá e hincharme de palomitas delante de la tele.

- "Espero que te pongas tus mejres galas. No es una noche cualquiera" - ¿Cómo que no? a mi no me van a dar ningún Goya. - "Nunca se sabe hasta que no abren los sobres" - Antes hay que estar nominada y para ello, haber echo una película. Lo que quiere decir que hay que ser actríz y de las buenas... Y ni tú ni yo lo somos, así que sería algo extraordinarios que, sin comerlo ni beberlo, nos lleváramos el premio. - "Eres una aguafiestas. De todas maneras, házme caso y ponte un traje de noche" - Eso pensaba hacer: ponerme el pijama. - "¿No te atreverás?" - Pero si no nos verá nadie. "No has oído decir que el cine es magia. Pues eso"

Al salir del rolls royce solo le faltó la alfombra rosa porque iba que tiraba de espaldas. No le faltó ni un bonito casquete negro lleno de lentejuelas y una larga pluma roja rematándolo. No me quedó más remedio que rizarme las pestañas y usar el carmín rojo pasión, de los grandes eventos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa!... ¿Dóne vais con mantón de Manila? (la Cotilla nos miraba con ojos desorbitados) - "A la Gala de los Goyas y si quieres verla con nosotras, ya estás tardando en ir a tu casa y engalanarte"

La Cotilla volvió desconocida: Se había tiznado los párpados con un trozo de carbón de su brasero. Llevaba el pelo recogido con una goma de la bolsa de galletas y engominado. Se había cambiado el delantal y engalanado con espumillón sobrante de Navidad. Era un cromo andante.  - Tendréis que dejarme el pintalabios, que no me queda... Quiero el rojo pasión. - ¡Ni hablar, que es mío! - "No seas egoísta" (gritó la abuela) - ¡Que le pongas sus babas al tuyo! - Discutimos un buen rato hasta que me quedé sin argumentos. Entonces la Cotilla se puso media barra de rouge en los labios. - Si sale así a la calle bajará la tasa del Paro porque muchos morirán de infarto (dije, rabiosa)

Con una copa de chinchón en las manos, nos pusimos de pie y cantamos a voz en grito y muy emocionadas, Resistiré. La canción del Dúo Dinámico, junto con nuestros actores favoritos. Reímos las salidas del presentador. Aplaudímos las andanadas al Ministro de Educación. Total, que disfrutamos de la Gala.

Pascualita también veía la fiesta del cine. La abuela le había echo un traje de lentejuelas color naranja y la había colocado en plan broche, junto a su escote. La Cotilla entró en el cuarto de baño a pintarse y salió con una botella de colonia con la que roció a la abuela que, de por si, ya llevaba un caro perfume francés encima. De repente, el pecho de la abuela tuvo vida propia. Buena parte de la colonia había caído en los ojos de Pascualita que rabió por escaparse del artilugio que la sujetaba y para eso, además de la cola, también usó los dientes y empezaron los gritos. La Cotilla, que ya le había dado varios tientos al chinchón, pensó que eran gritos de admiración y dijo - ¡Hija, que exagerada! Antonio Banderas está bueno pero donde se ponga el guaperas de ojos azules de El Niño, que se quite hasta el ministro Wert.

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