jueves, 19 de febrero de 2015

- "Nena ¿a quién vas a votar tú?" - ¿Qué es... eso? zzzzzzzzzzzzzz - "Está dormida como un ceporro esta nieta tuya, Andresito... No vamos a hacer carrera de ella... ¡Nenaaaaaa!" - Humm...zzzzzzzzzz -
"Dile algo tú que a mi no me escucha" - Es normal que no te oiga, son las cuatro de la madrugada. - "Eso, síguele el juego. La tienes demasiasdo mimada. ¡¡¡NENAAAAAAAAAAAAAA!!!" - Ya... voyyyyy... zzzzzzzzzzzz.

Clareaba el día cuando la abuela entró en casa a paso de carga - "¡¡¡FUEGOOOOOOOOOOO!!!" - grito junto a mi oído... y me cai de la cama, extrañada de no sentir calor ni oler a humo. Entonces sonó, insistentemente, el timbre de casa y antes de que pudiera buscar la bata e ir a abrir, escuché la voz de la Cotilla que, muy amablemente, invitaba a entrar a alguien.

De pronto la casa se llenó de vecinos, nerviosos y atemorizados que se abalanzaron sobre mi, gritando. - ¡Ya hemos llamado a los bomberos!  Enseguida estarán aquí.  ¿Qué se está quemando? - ¿Quemando? (dije yo) ¡Pascualita! (grité sin pensar que no estaba sola) - Todos aguzaron el oído. La abuela estuvo al quite - "No le hagáis caso. Está en estado de shok y no sabe que dice" -

La gente seguía nerviosa y una de las vecinas se me acercó, recelosa. - ¿Lo del fuego no será un truco para ver a los bomberos de cerca, verdad? - ¡Hay un incendio! - Ni huelo a humo ni veo llamas. - Aquello me cogió por sorpresa. - Ni yo... ¿A ver si no es en mi piso? - Tu sabrás que eres la que ha gritado. - La sirena del coche de bomberos atronó la calle. En seguida apoyaron una escalera en el balcón y varios bomberos se metieron en casa. La Cotilla corrió a abrir la puerta antes de que uno de los que subían por la escalera la rompiera a hachazos - Los gritos de ¡¿Dónde está el fuego?! y ¡Todo el mundo fuera! me despejaron del todo.

Se enfadaron mucho cuando vieron que había sido una falsa alarma. - "Es que mi nieta tiene un dormir muy profundo, grita en sueños y además es sonámbula" - Menuda joya tiene usted. - "Les invito a desayunar y así no habrán echo el camino en balde. Pasen al comedor" - Afortunadamente, la Cotilla había traído ensaimadas y magdalenas para todos. Poco a poco el ambiente se distendió y comenzaron las risas. La abuela es muy buena anfitriona.

Un bombero se acercó al acuario. - Me encantan los peces... pero nunca había visto uno como éste ¿qué es? - "Un pulpo de Madagascar" - Qué raro es... No tiene patas. - "Se debe a la evolución de las especies. Tiene ocho patas... juntas y forma una especie de cola de pez". - Parece una sardina... - ¡Justo! Es una sardina de Madagascar. - ¿No era un pulpo? - "Es que es... mutante" - Que bicho más raro. - "Le doy la razón" - Pascualita dejó de nadar y se dedicó a observar al bombero. - Oiga, le compro el pulpo. - No está en venta porque es un recuerdo de mi abuela" - Asombrado, dijo (cuántos años viven estos bichos?) - Pascualita zanjó el asunto, sumergiéndose para salir con fueza y regar con agua envenenada a todos. Yo grité ¡¡¡cubrirse!!! y nadie resultó lesionado.

Después me acerqué al bombero, le serví chinchón y le susurre al oído - Al bicho también le gusta pero esto solo puedo decírselo a usted. Los demás pensarán que es una aberración darle licor a un pez... Es usted mi alma gemela (en la mente lo tenía desnudo de cintura para arriba) Si se pasa por aquí cuando acabe el trabajo podremos estudiar juntos... al animalito. - Un poco más allá, la abuela y la Cotilla, que no me quitaban ojo, hicieron, sin disimulo, la señal de OK.


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