martes, 17 de marzo de 2015

Bedulio no aparece.

 Hemos pasado el día entero esperando que vinieran a detener a la Cotilla pero no se ha presentado nadie. - "Ya os dije que Bedulio es un alma cándida e incapáz de acusarnos si tiene que venir a ésta casa en plan oficial" - Pero lo que le dijo la Cotilla es muy grave. - Y no sabes lo bien que he dormido esta noche teniendo la conciencia limpia. - Perdone pero, de limpia nada. El abuelito sigue estando en el mismo sitio, o sea, en el Otro Mundo. - En cierto modo, fue culpa suya - ¿? - "Tiene razón la Cotilla. Era de estómago delicado como su madre y cualquier cosa le sentaba mal. Entonces ¿por qué se tomó el mejunje? Con decir que no, ya estaba. Pero le gustaba caer bien a la gente. Vamos, que no sabía decir que no. Y se lo tomó. ¿Ves como fue culpa suya?"

Aquellas dos brujas estan a punto de hacerme un lavado de cerebro y escapé de ellas yendome a dar un paseo por el barrio con Pascualita en el termo de los chinos. Al cabo de un rato alguien me puso una mano en el hombro. Era un municipal tan grande como la copa de un pino.

Sentí que se me aceleraba el corazón ¡Había ligado, sin proponérmelo, un tío bueno! - ¿Sabe usted algo del agente Bedulio? - Ah, era eso... (que decepción) Pues... no. - Acompáñeme al cuartel. - El motivo por el que me llevó fue por dudar al contestar a su pregunta. - Sabemos que anoche cenó en su casa. - Caray, si que funcionan bien sus soplones. - Nos lo dijo el propio agente. Y también que no iba muy tranquilo ¿Por qué? - ¿No se lo preguntaron a él teniéndolo a mano? Vaya, vaya... 

Después de más de dos horas de practicar un diálogo para besugos, sonó el teléfono. Era el Municipal excusándose por no haber aparecido por el trabajo. - He pasado muy mala noche y aún sigo con descomposición. Creo que tampoco voy a poder venir mañana. - Su compañero le dijo que yo estaba allí pero no quiso hablar conmigo. Antes de irme me preguntó qué habíamos cenado. - Paella. - ¿No es un poco fuerte para la noche? - Quizás para un hombre, para nosotras, no.

De vuelta a mi casa supe que Andresito había llamado, para chinchar a la abuela supongo porque estaba de un humor de perros. - "Dice que volverán a ganar de calle los Pinochos. Ya no tienen imputados y Haciendo ha dicho que las dádivas recibidas no había que declararlas porque eran para el partido, que no tiene ánimo de lucro. ¡Y se reía el jodío!" - Como Cáritas, vamos" - La Cotilla fue a por el chinchón, sirvió tres copas y brindó; ¡A las penas, puñalás! - Y así estuvimos, las cuatro, hasta la hora de la cena.


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