domingo, 1 de marzo de 2015

Escandalosos.

Había terminado de comer cuando han llamado a la puerta y me he encontrado con Geoooorge, uniformado de chófer - ¿Qué pasa, Unitetillo? - Preparar, plis, vaso ancho water for madame. - Espera, espera... esto se tiene que traducir, hijo mío, porque hablas con la boca cerrada y no te entiendo... Si la abuela quiere algo del water, que suba. No voy a bajárselo a la acera. - No, no. You boba of Coria. - ¿A que te doy un sopapo y haces palmas con las orejas? - Preparar water fresca... decir madame. Acabé pasando del inglés y me asomé a la ventana. - ¿Qué pasa abuela? ¿Tienes una urgencia? (grité) Si crees que voy a bajarte el wáter lo tienes claro... -

Al cabo de un rato y a pesar de los pitos del tráfico, logramos entendernos. - Así que quieres un vaso de agua, grande, donde poder meter la lengua. Ahora la tenía estresada por lo que acababa de vivir. Y yo la comprendía porque hablaba por los codos y a destiempo.

Al vaso de agua le eché un cubito para que hiciera más efecto. La abuela entró en casa directamente a la cocina y metió la lengua en remojo. "Aaaaayyyyyyyy txe guzto. Tenxo auxetas" - Vaya, se ve que hoy es el día de las traducciones... ¿no puedes hablar más claro?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿qué haces de esta guisa? (se asombró la Cotilla) - Tenxo auxetas. - ¿Le ha dado un aire? - Eso parece. - Entonces se produjo el episodio, harto conocido, en que crees que quien te escucha te entenderá mejor cuanto más grites. - ¡HABLA CLARO! Y DILO POCO A POCOOOOO. ES MUY FÁCIL. La abuela hizo el ademán de ¡déjame en paz!

La Cotilla y yo brindamos con chinchón para que a mi abuela se la entendiera porque estábamos echas un lío. Pero ella seguía con la lengua en remojo. Era gracioso verla y no podíamos parar de reír. Tuvo que pasar casi una hora hasta que pudo cerrar la boca. - "Andresito está solo en casa y no ha tenido el cuajo de llamar para ver si estoy bien. Vosotras bebiendo como cosacos y yo penando con mi lesión.

- ¡Por fin han oído nuestros ruegos y vuelves a hablar como las personas! Venga, tómate un traguito para celebrarlo. Luego supimos que le habían salido agujetas en la lengua de tanto hablar. - "Se me hinchó hasta el paladar. Que mal rato he pasado" - Menudo lote de hablar te has dado, no? - "Toda la culpa la tiene una familia escandalosa que comía a nuestro lado en el restaurante. Llevaban dos niños a los que no se les oyó. Fueron los mayores los que no callaban e iban subiendo el volúmen de sus voces. De modo que para que Andresito y yo nos oyéramos, acabámos gritándonos hasta que la lengua dijo ¡basta!" - ¿Y no hicísteis nada? - "¡Ya lo creo que sí. A la más pija de ellas le hice la zancadilla cuando se marchaba y clavó los dientes en el suelo. Todo fue echo con sencillez. Nadie se dio cuenta de nada y quedé satisfecha"


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