miércoles, 4 de marzo de 2015

La Cotilla se hace la dueña.

La abuela ya está en su Torre del Paseo Marítimo, como una Princesa en su Palacio y creo que su Príncipe no se amputará la pierna, al menos de momento. Estaban muy empalagosos cuando se han ido con Geooorge en el rolls royce. Aunque a ella, a quién le hacía una ilusión loca que su hombre fuese capaz de dejarse una pierna por amor a ella, siguió erre que erre, con el tema de lo bonitas que eran las prótesis modernas - "Si lo pides, también las hacen en colores fosfis"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya te has quedado sola? Ha durado poco el enfado, menos mal porque es una lata que tu abuela esté todo el día por aquí. Ya nos hemos acostumbrado a que nadie nos haga las cuentas y andar por aquí a la pata la llana. No hay nada como la libertad. - Quedé boquiabierta. - ¿Está hablando de nosotras dos? - Claro. - ¿De mi casa? - Sí. Que ya es casi la mía jejejejejeje. - No se haga ilusiones. Es mía y de nadie más. - Ya salió la egoísta ¿Quién trae el desayuno casi todos los días? - ¡Magdalenas duras! - ¿Y las velas por si se va la luz - ¡Para su Luis Bárcenas, coñe! - Y... - ¡Pare el carro y váyase con viento fresco!

Por supuesto, no se fue. Sacó de su bolso, que parece el de Mary Poppins, sobres de sopicaldo, danones caducados (pero como el ministro dijo que él se los comía...) huevos a los que, si acercabas la oreja, se oían los pollitos. Pan duro para hacer migas de leche, etc. - Te lleno la despensa y encima te quejas. - ¡Todo esto es basura! Un día nos va a dar algo. - ¿Me ofreces algo mejor... No? Pues vamos a comer.

Me hice un bocadillo del chóped que sacó de su bolso. Tenía un cierto regusto a rancio pero a caballo regalado, no le mires el diente. - Pusimos el televisor mientras comíamos y aparecieron imágenes de Valencia - ¡Mira, volverán a hablar del caloret del ivern! jajajajajaja - Pero esta vez solo se vieron y oyeron explosiones de una mascletá tan exagerada que debe alejar a los estorninos a la estratosfera. 

Y saltó la curiosidad. Hay gentes que no pueden dejar de ser como son ni en fiestas. Una orquesta amenizaba la calle con su música y entre quienes estaban congregados alguien pensó que el del bombo se estaba pasando con el ruído y llamaron a la policía que se lo llevó de allí. - Que mal llevan algunos la bebida ¿No le molestan las mascletás que son como cañonazos en los oídos y les molesta el bombo de un músico muy entregado?... Que gran verdad cuando dicen que hay más locos fuera que dentro de manicomio. - ¿Brindamos por el músico del bombo? - ¡Faltaría más! Ya me cae simpático el pobre.

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