viernes, 20 de marzo de 2015

La decepción de la Cotilla.

Estoy desolada. La abuela me he echado una bronca de las que hacen época. Pascualita se encuentra muy mal y dice que  la culpa es mía. - "Has querido matarla por envidia porque es más lista que tú" - Oh, sí. Es Calixta, la lista. Tanto que se ha comido los cuatro peces muertos de golpe y se ha empachado. ( Dije con rabia contenida) - "Si de vez en cuando, le dieras algún pececito en lugar del eterno compuesto que le compras, la pobrecilla no hubiera tenido ansia de pescado fresco" - Es un preparado para animales marinos. - "Esa es otra. Las pirañas son de río, no de mar, boba de Coria"

La cosa siguió y yo ya no podía aguantar más el dolor de cabeza. - "¿Querías que se la comieran, verdad?" - No. - "Haberle puesto una sardina entonces" - Quería que se divirtiera un rato antes de ... bueno, de esconderse entre las algas para tener un poco de intimidad. "¿Eran para aparearse?" - Claro. Y como tienen tantos dientes y tan mala leche como ella... - "¿Por qué crees que se murieron?" - ¿Un cambio de ambiente? Como cuando vas de viaje y no puedes dormir porque no tienes tu colchón... ¿- "No. Porque eran pirañas, alma de cántaro" - ¿No son de la misma ralea? - "¡Son de agua dulce! y ¿qué hay en el acuario?" - Pues... ¿un barco hundido?... ¿no les gustan las algas?... ¿la... arena, quizás?... No sé... Agua. - "Empiezas a ir bien" (la miré, interrogándola con los ojos) ¡Ah! Agua salada! - "Hoy te has entrenado a fondo. Eres más tonta que ayer"

Estuve a punto de hacerme una tortilla de aspirinas. Me iba a estallar la cabeza con tanta murga. Vale, me había equivocado. Pero la dependienta no me preguntó si los quería de agua dulce o salada. Y luego, la culpa es mía. Que injusta es la abuela.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! Ya estoy aquí. Vengo un poco decepcionada. Nadie se ha enterado de mi detención... - "¿Cómo que no? Nosotras." - Si fuésemos un país civilizado tendríamos pena de muerte y me podrían haber condenado. Eso hubiese levantado expectación. Pero así...

Serví tres copas de chinchón cuando nos sentamos en la cocina. - "¿Te han torturado, verdad?" - Bedulio me va a oír. No se puede ir por ahí torturando a gente tan vieja como usted. Ha perdido la cabeza. - De repente caí en la cuenta de que las dos amigas me miraban con ojos asesinos. - ¿Qué has querido decir con lo de "gente vieja"? (lo dijéron a la vez) y a mi me corrió un sudor frío por la espalda. - Es un modo de hablar. - Nadie me ha torturado y mi cabeza sigue tan clara como siempre. cosa que no puede decirse de la tuya. - "Estoy de acuerdo contigo" - Entonces ¿por qué dice lo de la pena de muerte? - Porque me gustaría verme en los periódicos, que me hicieran entrevistas en la tele y entrar en Gran Hermano para estar con la Belén. - La Cotilla lloraba a a moco tendido. Entonces fue la abuela quién se preocupó. - "¿Has visto ese programa estando detenida?" - Sí. Y me encanta. - ·"Entonces, es verdad que te han torturado, amiga mía. Toma, más chinchón. Te ayudará a olvidar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario