domingo, 8 de marzo de 2015

Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

- " ¡Nena, ves poniendo la mesa que hoy nos guisará Andresito!" - ¿Todavía estás en El Funeral? zzzzzz... se oye mucho jaleo... zzzzzzz. - "¡No te oigo bien! ¿No estarás dormida? Que sosa eres." - Vale, abuela. Lo que zzzzzz... tu digas...

No tenía ganas de ponerme a discutir a las cuatro de la mañana. Afortunadamente no me despertó nadie más que la Cotilla cuando llegó a casa con media tarta de nata y chocolate, algo dura, para desayunar. - ¿No ha traído nada más? - No señorita Escarlaaaaaata. No había ná más. - No me fío mucho de esta nata... tiene manchas amarillentas. - Es de la grasa de la grasa de la leche ¡Jesús, que remirada! ¿No has oído nunca el refrán que dice: a caballo regalado no le mires el diente? - Sí, pero esto no es un caballo. - Mira, lo guardo en la nevera y en paz. - Mejor lo tiro a la basura. - ¡Ni hablar! me lo comeré a mediodía.

Entonces me acordé de lo que me había dicho la abuela. - Creo que hoy cocinará mi abuelito. - ¿Andresito? - Claro. ¿Quién va a ser si no? - Pensaba en tu primer abuelito... prefiero que no sea él.

La Cotilla fue a ver a  Luis Bárcenas y se quedó en la salita. Un rato después me acordé de ella. Estaba tumbada en uno de los sofás, con la botella de chinchón en las manos. Y apestando a alcohol, repetía con lengua de trapo: ¡Felici... hip... hip... tación, mujereeeeeeeeeeees! - Tenía razón  la vecina: hoy es el día internacional de la Mujer y había que celebrarlo.

Por eso fue Andresito quién guiso, con ayuda de Geooooooooooooorge. Corrí a felicitar a la sirena - Felicidades, bonita. También eres mujer trabajadora. - Y tiré un buen chorro de chinchón dentro de el acuario. Me agradeció el detalle dando saltos mortales hasta poner el suelo perdido de agua.

Todo fue bien hasta que probamos el arroz . La única que se salvó fue Pascualita porque dormía la mona en las arenas del fondo. ¡Qué cosa más mala! Disimulamos hasta un cierto punto pero era imposible comerse aquello. Y toda la culpa fue del abuelito porque no quiso seguir las pautas que le mandaba Geooooooorge - ¡¿Cómo va a decirme, a mi, como se hace un arroz de mi tierra un extranjero?! - "Porque es cocinero y lo sabe hacer" - ¡Fuera todos de la cocina y veréis que obra de arte hago!

La abuela le puso la "obra de arte" en un taper diciendo:  "¡Comerás mientras haya ¡cabezón!" Luego sacaron el trozo de postre de nata y chocolate y repartimos los trozos equitativamente. Mientras tomábamos el café, las tripas del abuelito y Geooooooorge empezaron a rugir y a partir de aquí, ambos se instalaron en los baños hasta bien entrada la noche.

Las demás, incluída Pascualita dormimos una buena siesta, tomamos café con leche, criticamos a base de bien a los hombres y brindamos, muchas veces, por el Día Internacional de la Mujer. Y tan panchas.

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