lunes, 18 de mayo de 2015

Nos vamos a Sevilla.

Está tan contento Andresito porque convencí a la abuela de no llevar la gran cantidad de maletas que pretendía, que me ha invitado al viaje ¡Me voy a Sevilla con ellos!... Lástima que no me quedara con alguno de los trajes de gitana.

El no sabe que, en lugar de tres seremos cuatro porque Pascualita también viene. Compraré un termo un poco más grande por si engorda durante el viaje. Lo que no sé es qué decir cuando me pregunte (que me preguntará) por qué me llevo seis garrafas de agua de mar...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Otra maleta para vender? (dijo la Cotilla en cuanto la vio) - ¡Esta es mía! - ¿Quieres hacerme la competencia y venderla por tu cuenta? Te advierto que los mejores contactos los tengo yo ¿Vamos a medias? - ¡Que es mía, le digo! Me voy con los abuelitos a Sevilla. - ¿Y yo? (puso cara de asombro) Tu abuela me conoce desde hace mucho más tiempo que a ti. - Tal vez por eso no la invita. - La Cotilla entornó los ojos haciéndo cábalas...  Me quedo en tu piso... Alquilaré dos habitaciones mientras estás fuera... - ¡Una porra! cuando salga por la puerta, esta casa quedará cerrada a cal y canto y usted se va a la suya. - Que tu abuela sea rica no quiere decir que lo seas tu, boba de Coria... Iremos a medias. - ¡Que no!

Quedé muy preocupada y hablé con la abuela. -  Tengo un problema con... - "¡Y yo contigo! ¿No te dije que sería un viaje de Luna de Miel? ¿Qué pintas tú entre nosotros?" - Me ha invitado Andresito. Y no estaré entre vosotros ni loca. - " Tal vez te convendría para aprender cómo se hace un biznieto... Por cierto ¿dónde están mis maletas?" - Habla con la Cotilla. - "Esto no me huele bien" - Quiere meter realquilados en mi casa. - "Déjala, pobrecilla, que no llega a fin de mes" - Te la paso (dije sin más preámbulos)

Los gritos de la abuela llegaban altos y claros a través del teléfono, mientras la Cotilla intentaba meter baza. - Pero tu dijiste... Escucha... No, no. Es mío... Me diste permiso... Pues yo lo entendí... sí, una pasta gansa... ¡Es mío, es mío!... La cosa siguió media hora más. Mientras, cogí a Pascualita y en la cocina nos tomamos unos chinchones para brindar por el viaje que nos había caído del cielo.

La Cotilla entró y gritó: - ¡Nos vamos todos!... Tu abuela quiere que pague todas las comidas, la muy jodía, pero sé que Andresito es un caballero español que no dejará pagar a una dama (parecía convencida de sus palabras) - A una dama no... jejejejeje - ¿Me dejas una maleta?  - ¡Tururú! (y me salió una pedorreta perfecta)

Así que nos vamos una semanita, que yo creía de relax pero viniendo la Cotilla, lo mismo acabamos en el cuartelillo de la guardia civil.

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