jueves, 16 de julio de 2015

¡Otro altar!

He dejado de meter cosas en la nevera. Dejándolas en la mesa de la cocina están fresquísimas. He sacado las faldas de invierno de la camilla y he encendido las estufas de butano, por lo menos mientras no esté la Cotilla con sus clientes. Pascualita y yo nos pasamos las horas en el balcón, al sol, achicharrándonos. Parezco uno de esos turistas, rojos como tomates, a los que se les cae la piel a tiras pero es que no soporto la temperatura siberiana que hay en casa.

He intentado razonar con la Cotilla diciéndole que el aparato está roto y por eso lo tiraron al contenedor pero, como su negocio va viento en popa, no quiere saber nada.

A mediodía la vecina ha venido cargada de cirios, otra vez. Estaba compungida, llorosa y enfadada a la vez. - ¿No va bien el negocio, Cotilla? - Va viento en popa. A este paso tendré que abrir una cuenta en el banco para poner mi dinero a plazo fijo. - Hacienda acabará fijándose en usted jejejejeje. - ¿Hacienda somos todos? - Yo diría que Hacienda es Montoro. - ¡Huy, que miedo!... Tendré que buscar un escondrijo... - Puedo guardarlo yo. - Deja, deja. Prefiero dejárselo al Dioni. - ¡¡¡Oiga!!!

- Tengo que montar un nuevo altar. No me queda más remedio. - Hágalo en casa del Dioni. - Que rencorosa eres... Mi gurú, Bárcenas, necesita ayuda. Está pidiendo lo que es suyo ante un juez y me temo que no se lo den. Y todo por la mala publicidad que le han hecho al pobre... Pondré una imagen de San Cucufato junto a la foto de mi Luís. - No le va a servir de nada porque, con la temperatura que tenemos, gracias a usted, San Cucufato se congelará, atributos sexuales incluídos... Vamos a hacer un trato. Usted se lleva el dichoso aire acondicionado y yo le dejo que monte el altar. - Le diré a tu abuela que me haces chantaje. - ¡Huy, que miedo!

Naturalmente, la Cotilla se chivó y la abuela no tardó en llegar y envolverse en su abrigo de visón rojo. - "¿Ahora te dedicas al chantaje? ¿Pero que clase de persona eres? ¿Qué he criado yo? ¡Que cruz tengo contigo! ¡¡¡EL AIRE ACONDICIONADO SE QUEDA DONDE ESTÁ!!!" - ¡Es MI casa! - "¡Es NUESTRO negocio!"  - ¡¿Te da un tanto por ciento de sus ganancias y a mi no?! - "¿Eres su amiga de toda la vida? NO. Soy yo" - Pero es.. - "¡Ni es, ni leches!"

Para calmar el mal rollo, la abuela hizo una comida exquisita, enfundada en un traje de neopreno. Pascualita y yo, sentadas a la mesa de la cocina, temblábamos como hojas en la tormenta y castañeábamos los dientes. Desde la salita, la Cotilla gritó: - ¿Quién toca tan mal las castañuelas?

Antes de comer estuvo montado el altar. La vecina, en plan sacerdotiza esquimal, rogó porque el PP admitiera, como contable, a Luis Bárcenas por despido improcedente, a pesar de haber sido en diferido y no sé cuantas tonterías más. - Tienen que admitirlo. Es un buen contable. Los sobres llegaban puntuales a los bolsillos de sus jefes. Además, es un gran ahorrador, que es lo que se necesita en tiempos de crisis. Basta ver la fortuna que, euro a euro, como una hormiguita, fue ingresando en su hucha de paraísos fiscales. - ¿Hucha? - Un hombre de su valía no puede acabar en el paro... - Pregúntele a Blas el parado, quién es más válido, si un corrupto o una persona honrada. - ¿Blas es corrupto?... No sabía nada... - Está visto que no hay peor sordo que el que no quiere oir.

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