lunes, 10 de agosto de 2015

Tengo súper poderes.

Me tiene desconcertada la aptitud del abuelito y la Cotilla, ante la abuela. Parece que, realmente, es invisible para ellos... Claro que puede que lo sea y yo tenga rayos X en los ojos que me permiten verla. Es algo en lo que no había caído pero, cuanto más lo pienso, más factible me parece... Y me emociona porque, si algo he deseado en mi vida, ha sido tener super poderes. Estoy muy emocionada.

Tengo que contar lo que me pasa. Estas cosas no pueden guardarse en secreto porque, si nadie sabe que puedo ver a las personas invisibles ¿de qué me sirve si no puedo presumir?... Ya sé que Superman y los demás llevaban una doble vida. No creo que yo pueda aguantar una cosa así...

Ahora mismo la abuela está aquí. La estoy viendo abrir una lata de mejillones...y se los come. Ha entrado en casa sin decir hola y no sé qué hacer. ¿Le digo que soy la única persona que puede verla?... Tal vez no le guste... ¡Que complicado es todo esto! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿habéis sabido algo de tu abuela? - Pues...  - Ya veo que no. - La Cotilla se ha acercado a los mejillones y se ha comido los dos que quedaban ¡pero no ha visto a la abuela!... ¿Y si voy al programa de Iker Jiménez a contar lo que me pasa... No, mejor que no... Ahora soy como Pascualita ¡un bicho raro! y podrían encerrarme en un laboratorio para estudiarme.

A mediodía pusimos mesa para dos. Comimos favada de bote y una ensalada. La lechuga estaba un poco pasada pero como es gratis... La trajo la Cotilla del contenedor del súper. Tenemos que aprender a ajustarnos, aún más el cinturón dice ella, porque la Caja de las Pensiones va a quedar como los cepillos de sus iglesias. Con telarañas.

La abuela ha cogido plato, cubierto y vaso de la cocina y se ha sentado con nosotras a comer. ¡Y la Cotilla sin enterarse! - Nena, la próxima vez abres dos botes que con uno quedan las raciones muy justas. - Llamaron a la puerta. Era Geoooorge. - Decir mister Andresitou si madame venir aquí. - Pues... no. ¿Tu tampoco ves a mi abuela? - No. Madame venir cuandou salir de narices. - ¿Y... si te dijera que... yo la veo? - Yo decir ¡no chinchón!

La abuela se ha sentado a mi lado en la salita. Mientras la Cotilla dormía, ella jugaba con Pascualita. Estoy segura de que la sirena la ve.... ¡Ay, Dios mío! ¿Me estaré convirtiendo en sirena? Está visto que, solo ella y yo tenemos Rayos X en los ojos... ¿Tendré que vivir en el fondo de los mares? No me hace ilusión porque aquello es muy húmedo... Me tomaré un chinchón para despejar las ideas... ¡La abuela se está poniendo una copa! Me resulta violento estar viendo la intimidad de otra persona sin que ella lo sepa... pero también es estimulante porque podré cotillear.


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