viernes, 30 de octubre de 2015

La Cotilla tiene miedo.

La Cotilla ya no entra en casa como antes, como un elefante en una cacharrería. Ahora abre la puerta con miedo. Asoma la cabeza y con voz trémula, pregunta. - ¿Hay... fantasmas a ... la vista...? - Estoy encantada porque ahora decido yo si entra o no.

Cuando se lo conté a la abuela dijo que nos estábamos relajando con Pascualita. Si la Cotilla hubiese adivinado lo que era el bicho que vio, ahora mismo tendríamos cola de reporteros en la escalera ¡Hasta la Esteban estaría dando gritos detrás de mi puerta! Y entonces dijo de llevarse a Pascualita a su Torre del Paseo Marítimo. - "Allí estará más controlada que contigo" - ¿Con la de gente que os visita y los que viven allí? ¡Ni hablar! - "Te recuerdo que la sirena está con nosotras para curar mi asma" - Pero si hace mucho tiempo que no te dan ataques, abuela. - "¿Gracias a quién?" - ¿A los médicos? - "¡A Pascualita, boba de Coria!" 

Discutimos hasta que nuestros estómagos reclamaron comida. Geoooorge fue a por pollos al ast y vino cargado. - "¿Cuántos has traído? - Cuatrou. Madame Cotillau decir ella comer pollou enterou. - "¡Esta mujer huele la comida antes de que esté hecha! ¿Dónde está? - Venir ahorau. Ella hacer trap... trapiscxxx ... - ¿Qué? - Taprexisisoo... - "¡Geoooorge, un chófer no puede beber!" - No, madame. Mi no drinky... Ser palabrau dificoult... - Entonces se me encendió la bombilla y grite, triunfante: - ¡Trapicheo! - ¡Bingoooo! - Dijo el inglés.

Justo al terminar de poner la mesa, llegó la Cotilla. - ¿Puedo pasaaaaaaaaaaaar? - Entre tranquila, mujer, que el fantasma ya ha comido jejejejejeje - "No le digas esas cosas, pobrecilla" - Deja que me divierta abuela. - "Mejor harías en divertirte con alguien que te hiciera un biznieto" - Cuando empieza así, es mejor no contestar.

Mientras comíamos, la Cotilla le contó a la abuela, con el miedo en el cuerpo, la visión que había tenido, de un ser de ultratumba. - ¡Ha sido la cosa más horrorosa que he visto en mi vida! Todavía me tiemblan las piernas cuando lo recuerdo... Desde luego, si era el alma de tu primer marido, le ha encogido, porque era pequeñita. - "Se habrá caído en alguna de las calderas de Pedro Botero" - No creo que esté en el Infierno porque no olía a azúfre. - ¿Recuérda algo más? (quise tener más información de lo que la vecina creía haber visto) - Su cara... o lo que fuera, era horrible. Tenía algo encima que... no puedo definirlo. - ¿Una aureola de santo? - No, no... me parecieron plantas. - "¿Plantas? ... que raro. Que yo recuerde, nunca le gustó la jardinería" - ¿Eran rosas, clavellinas, nardos, margaritas...? - ¡No digas tonterías! - Le ofrezco mi ayuda para refrescarle la memoria y no me lo agradece. Bueno, bueno... - ¡Te estás riendo de mi! - ¡Naturalmente! Lo que vio es fruto del chinchón.

La vi dudar. ¡Uf! menos mal. - Geooorge nos sirvió el café en la salita. La Cotilla tenía miedo de entrar. - Si por lo menos estuviera el altar de los Amigos de lo Ajeno, estaríamos protegidas. - ¡Menuda protección! Quite, quite. - Poco a poco nos fuimos adormeciendo y, de repente, Pascualita empezó con sus ejercicios "gimnásticos" saltando y dando coletazos en el agua del acuario y poniéndolo todo perdido. La Cotilla no se lo pensó dos veces y corrió como alma que lleva el diablo, hacia la puerta de la calle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario