jueves, 28 de enero de 2016

¿Dónde está Andresito?

El timbre de la puerta sonó como un clarín en mitad de la noche. Desperté, sobresaltada y poniéndome en pie hice un saludo militar. Cuando sonó otra vez supe que tenía que abrir o, quién quiera que fuese, pondría en pie a toda la finca.

Temerosa, me acerqué de puntillas hasta el acuario donde Pascualita dormía, plácida y profundamente. No le hizo ninguna gracia ser despertada bruscamente. Por eso me había puesto el guante de acero y me mantuve lejos de su dentadura de tiburón que lanzaba dentelladas a diestro y siniestro.

A través de la mirilla no vi nada porque la luz de la escalera estaba apagada. Otro timbrazo. - ¿Quién está ahí? Le advierto que tengo un arma y la sé usar ¡Largo de aquí o llamo a la policía. - ¡Yo soy la policía! ¡Abra de una vez o tiro la puerta abajo! - Reconocí la voz.

- ¡Bedulio! ¿Qué haces por aquí a éstas horas?... ¿Y por qué me llamas de usted? - Si estoy aquí no es por gusto y la llamo de usted porque estoy de servicio y no quiero confianzas. ¿Está aquí su abuelo? - No... ¿por qué tendría que estar? -  Su abuela ha denunciado su desaparición. Le estamos buscando. - ¿A Andresito? - ¿Acaso tiene otro? - Bueno... lo tuve pero hace tiempo que murió, el pobre. Aunque me visita de vez en cuando... - ¡¡¡Calle!!! Ni una palabra sobre éste tema. - ¡Ay, perdona! Siempre se me olvida que te dan pánico los fantasmas jijijijijijiji ¿Quiéres pasar y comprobar por ti mismo que Andresito no está aquí? - Dio media vuelta y bajó las escaleras de tres en tres mientras soltaba una retahíla de tacos.

- ¿Qué le has hecho a tu marido, abuela? - "No tengo ni idea de dónde está. Ha desaparecido. Y eso me preocupa porque no sé si está vivo o muerto" - No te pongas en lo peor. - "Lo peor es que así no podré cobrar viudedad ni ser la dueña legítima de la Torre del Paseo Marítimo. Estoy en el Limbo legal" - Visto así, es una faena.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Hace un rato he visto a Andresito junto a un grupo de indigentes. Le estaba dando dinero a uno para que le dejara dormir en su colchón, bajo los cartones. No veas la que se ha liado cuando los demás se han dado cuenta de que repartía dinero. Ante tamaño alboroto los vecinos han llamado a los municipales. - ¿Estaba Bedulio entre ellos? - Ni idea. Me he ido deprisa antes de que el dueño de la cartera que me he encontrado entre las manos, se diera cuenta y me acusara. - ¿Ha robado? - ¡Me la he encontrado entre las manos! ¿Qué es lo que no has entendido?

Pascualita seguía enfadada y cuando la Cotilla se acostó, me senté a ver la tele con ella. Confiaba que a esas horas no saldría la Esteban en pantalla. La sirena y yo compartimos una copa de chinchón y fuímos adormeciéndonos hasta que algo llamó mi atención. Abrí los ojos como platos al ver a una persona con pocas luces, toreando un becerro con una cría de cuatro meses en brazos. Pensé que era una pesadilla y le tiré a Pascualita para deshacer el sueño. El resultado fue que ahora tengo un gran bulto en la tripa, fruto de los furiosos mordiscos que la sirena me dio cuando, desde la mesa del televisor, saltó a mi regazo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario