lunes, 18 de enero de 2016

¡No hay altar!

La Cotilla ha vuelto a las andadas. Ha llegado a casa cargada de velas y velones de las iglesias donde "trabaja" - Tienes que dejar que monte un altar para Bárcenas. - ¡Ni hablar! - Lo necesita más que nunca. Quieren que Bárcenas vaya a la cárcel. - Por mí, como si se la pica un pollo. - ¡No seas grosera y ten misericordia! - ¿De usted? - ¡De él! - ¡Es un corrupto! - Un poquito... tal vez. Por eso necesito montar un altar. -  Que manía con los altares ¡Ni que fuera un santo!

Media hora después, la Cotilla seguía insistiendo. - ¡He dicho que no y es que no! - Pero si, encima, te hago un favor, boba de Coria. - ¿A estar de punto de quedarme varias veces sin casa por un incendio en el altar de los Amigos de lo Ajeno es hacerme un favor? - A montones de mujeres le gustaría tener en su casa a los bomberos del calendario y no lo lograrán nunca ¡Y a ti  ya te han visitado varias veces! - ¡Tendrá cara! El piso estaba ardiendo. Es normal que vengan los bomberos. - Mira, solo pondré la mitad de las velas ¿qué te parece? - La mitad aún son muchas ¡¡¡QUE NO!!! y no se hable más.

Al final se ha ido, enfadada e impotente por no poder hacer su santa voluntad. Y yo, apunto he estado de hacerme una tortilla de aspirinas contra el dolor de cabeza. Después he puesto a Pascualita en el frutero y le he contado lo de la Cotilla mientras nos tomábamos un chinchón. - ¡Que cabezona es!

Me pareció oir la puerta de la calle. Pero no era nadie. - ¿Te imaginas, Pascualita, que juzgan a Bárcenas y se lía a "cantar" la Traviatta ante el susto de sus antiguos compañeros? Sería la guinda del pastel jejejejeje... - Otra vez oí la puerta. Esta vez la escuché con claridad - ¿Abuela. eres tu?... ¿Cotilla, está ahí?... - Me pone de los nervios cuando pregunto y no contestan. Tiré a la sirena al acuario y corrí al teléfono para llamar a Bedulio. Estaba segura que habían entrado ladrones.

Con la plancha en una mano para defenderme, entré en la salita y solté un grito que resonó en toda la finca. La famosa foto de Bárcelas haciendo una peineta, de unos dos metros de altura estaba apoyada en la pared.

La Cotilla, que creía estar sola, dio un salto cuando me vio y toda la parafernalia que llevaba en los brazos cayó rodando por los suelos. - ¡Que haces aquí! (gritó enfadada) - Vigilando mi casa de gente como usted. - He tenido una revelación divina: soy la nueva Juana de Arco ¡Apártate, infiel!

Muy metida en su papel, me empujaba, escupía, amenazaba con el fuego purificador... - ¡Está equivocada! A la que insultaban y quemaron fue a Juana de Arco, no a mi ¡Y no quiero verla con cerillas ni mecheros en las manos porque le veo la intención. Y entonces me puse a gritar - ¡¡¡SOCORROOOOO! UNA PIRÓMANAAAAAAAAAAAAAA!!!

Una hora después todo había terminado. La casa estaba inundada de agua de las mangueras de los bomberos. Las velas mojadas no servían para nada. La fotografía- mural de Luis Bárcenas se había roto y la Cotilla, a la que habían puesto una camisa de fuerza que hacía juego con sus ojos, pasaría la noche en el Manicomio, sin cerillas ni mecheros a su alcance. Y Pascualita yo estábamnos solas y tranquilas... De todas maneras, la sirena me escupió a los ojos, sin darme de lleno, en venganza por haberla tirado, de mala manera al parecer, al acuario. Que jodía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario