martes, 19 de enero de 2016

Sa revetla de Sant Sebastià

Llevo todo el día aguantando a la abuela que no ha parado de telefonearme. Vaya víspera de San Sebastian me está dando - "Nena ¿has comprado panceta?" - Sí, abuela. - Más tarde - "¿Te has acordado de la sobrassada y la longaniza?" - Pues no. Ahora iré al mercado... ¿Quiéres algo más? - "Quiero que pienses por ti sola y no tenga que llamarte  para recordarte las cosas" - ¿No sería mejor que le dieras la lista de la compra a Geooorge y que lo comprara él? - "Cómo te gusta escaquearte del trabajo"

Media hora después volvió a llamar para recordarme - "¿Has traído botifarrones?" - No me lo habías dicho. - ¿Y pan payés? - Pues... - "¡Tampoco! ¿Para qué te sirve la cabeza si ni siquiera usas sombrero? ¿Has comprado vino?" - ¡Sí! me he acordado. - "¡Pues no tenías que hacerlo, boba de Coria! Andresito llevará unas botellas de nuestra bodega"

¡Que hartura de mujer! - "¿Para cuántas personas has comprado?" - Para... Andresito, tu y yo. - "Me lo temía. ¿Y si encontramos amigos o viene el Médico a celebrar San Sebastián con su padre? ¿Y Geoooorge? ¿Y si vemos a Blas el Parado y su familia? O a Bedulio. ¿Y la Cotilla? ¿Y mis amigas ricachonas?" - Que se lleven ellos sus avíos. O paga tu que mi sueldo no da para muchas alegrías. - "Que tacaña eres"

A media tarde oí la serenata de pitidos bajo el balcón. Geoorge había aparcado en la parada del bus, cosa ya tradicional en él. Me asomé al oir que me llamaban - "¡¡¡Nenaaaaaaaaaaa. Baja que tenemos prisa!!!" - ¡¡¡¿No va a subir nadie a ayudarme con las cosas?!!! - "¡¡¡¿No has oído que tenemos prisa?!!!" - ¡¡¡Que suba Geooorge. No voy a poder con todo!!! - "¡¡¡Hoy tiene libre por ser la víspera de San Sebastián, el Patrón de Palma!!!" - Menuda suerte la mía. Además de quedarme afónica por culpa de los pitos de los coches, ahora tenía que desconyuntarme bajando la cesta de la comida y toda la parafernalia de sillas y mesa para cenar cómodamente junto a un fogueró (hoguera)

Una vez en la plaza donde actúan los grupos musicales que les gustan a los abuelitos, me tocó torrar a mi sola. Entonces empezó el desfile de gente, amiga y conocida, que entre risas y chascarrillos, daban buena cuenta de todo lo que yo sacaba de las parrillas. Cuando quise darme cuenta se estaba acabando todo. - ¡Abuela, guárdame este trozo de panceta! - "Lo siento. Mira quién acaba de llegar ¡Bedulio, amigo mío, ¿quiéres panceta? ¡Toma!"

La Cotilla se acercó hasta el fogueró con una bandeja de pinchos morunos. - Los he cogido del contenedor del súper... - Gracias, Cotilla (una lágrima de agradecimiento rodó por mis mejillas encendidas por el calor del fuego) - Es que me he quedado con hambre.

Al final he robado comida a los despistados de la parrila que, al darse cuenta, han montado en cólera acusando a los que tenían al lado y luego se han liado a tortas. Para entonces yo me estaba apunto de  dar buena cuenta de mi cena. Fue entonces cuando la abuela se quitó el termo de los chinos de su cuello y lo puso en el mío diciéndome: - "Dale de cenar a Pascualita. Está muerta de hambre" -  La puñetera sirena ha defendido su comida a dentellada y no he podido comer nada... A pesar de todo ¡Feliz San Sebastián!

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