sábado, 6 de febrero de 2016

El Carnaval

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Nena ¿tienes por ahí el vídeo de la película de Bambi? - Pues... ¿para qué? - Para verla. No sé porque llevo el nombre de Bambi retumbándome en la cabeza todo el día. - Que cosas más raras le pasan, Cotilla. - Es como cuando se te mete en la sesera una canción y no puedes parar de cantarla... ¿Tu conoces algún Bartolo?

La Cotilla ha vuelto a la normalidad pero, en su subconsciente, han quedado grabadas algunas cosas del cachondeo que nos trajimos, a costa suya, la abuela y yo. Espero que la cosa no pase a mayores.

Aún no puedo explicarme la suerte que tuvo de no ser mordida por Pascualita. Menos mal que, al metérsela en la boca, lo hizo por la cola, que ni no, ahora mismo no tendría ni encías ni lengua... Bueno, lo de la lengua no estaría mal.

- ¿Te vas a disfrazar? - No. Me da vergüenza. - Ponte una máscara. Así, sin que te vean la cara de pánfila que tienes, lo mismo ligas y le solventas de una vez por todas, el deseo de tener un biznieto a tu abuela. - Aquello me irritó - ¿Cree que no puedo ligar a cara descubierta? - No. - Esta noche me disfrazaré y saldré de caza. - Esto habrá que verlo.

La abuela se disfrazó de Sirena. Llevaba una larguísima peluca rubia que le llegaba a los tobillos, cuajada de estrellas de mar, lentejuelas y plumas de marabú - ¿Y esas plumas, abuela? - "Quedan bonitas ¿eh?" - No vienen a cuento. - "Soy una sirena que se ha comido un pájaro" - Visto así... - "Que poca imaginación tienes"

La Cotilla se vistió de ricachona, llena de brillos y oropeles. Sobre la cabeza llevaba un enorme EURO iluminado, en plan peineta. - "¿De qué vas?" - De millonaria gracias al euro que me han subido de la Pensión... ¿Y tú?  - "De sirena de los siete mares" - ¿Con plumas? - "Está visto que no está hecha la miel para la boca del asno" (dijo, muy digna, la abuela)

Cuando aparecí en el comedor, se quedaron boquiabiertas - ¿Os gusta? - El traje estaba echo a base de basura: papeles sucios, trapos viejos, chatarra, ruedas de bicicleta, la cara pintada de churretes negros, las medias rotas, zapatillas desastradas y algún pez colgando. - ¡Que porquería! - "¡Que asco"! - Voy de Mar Mediterráneo. - ¿Y con éste disfráz piensas ligar? - Me pondré junto a los ecologístas. Veréis como algunos picarán. - "¡¿Algunos?!" jajajajajajaja  - ¡De ilusión también se vive, boba de Coria! jajajajaja

Antes de salir, la abuela se colgó del cuello el termo de los chinos con Pascualita dentro. Le eché una mirada asesina - "Somos sirenas, alma de cántaro. Además, aprenderá lo que es el Carnaval y cuando vuelva a su hábitat podrá organizar uno allí" - En el espejo de recibidor nos dimos la última ojeada y entonces, Pascualita, saltó como una flecha a por uno de los pescados que yo llevaba colgados. Menos mal que la Cotilla ya bajaba la escalera llamando a todos los timbres para que las vecinas nos vieran. Tuve una lucha encarnizada para que la sirena no me estropeara el traje y solo conseguí que se comiera dos de los peces y me mordiera con saña en el pecho.

A medida que íbamos hacia el Paseo del Borne para encontrarnos con el grueso de las máscaras, notaba que la parte de arriba del vestido me estrechaba cada vez más hasta que saltaron las costuras y un espectacular escote apareció a la vista de todo el mundo. Fue un éxito total porque, al acabar el desfile, tenía a mi alrededor moscones de todo tipo y tendencia política. La abuela pasó por mi lado diciendo, entusiasmada, a la Cotilla: - "Creo que hoy, por fin, le harán un biznieto"

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