sábado, 27 de febrero de 2016

El Empalmado

No teniendo nada mejor que hacer, me senté frente al televisor para ver un ratito el juicio del Caso Noos y dormir la siesta al sopor de la verborrea de Diego Torres. Hasta ahora pensaba que no había nada más soporífero que las carreras ciclistas pero, no.

Cuando desperté, una gafas anaranjadas llamaron mi atención - Pascualita ¿has tocado el mando con la cola? - No me hizo ni caso la puñetera, que descansaba en mi regazo. - ¡Anda, pero si es el ex duque empalmado!

Llené de nuevo la copa de chinchón, le di unas gotitas a la sirena y nos dispusimos a escuchar... ¿Qué le pasaba a éste hombre? ... Apenas se le oía... Luego se dedicó a decir... ¡nada! no dijo nada porque no sabe nada, no se enteraba de nada, ni siquiera sabía quien trabajaba para él. Vamos, que era un tonto útil... Un decorado que se limitaba a poner su hermoso palmito y la mano para que se la llenaran de euros. ¡Que contraste con su socio!

Entró la abuela.- ¿Cómo está el abuelito? - "No tengo ni idea" - Pareces Urdangarín. El tampoco sabe nada. - "Yo tengo un motivo. Andresito habla por señas y no tengo ganas de traducir" - También él tiene un motivo: casi veinte años de cárcel penden sobre su cabeza.

Durante un rato nos dedicamos a beber, mirar y escuchar. Hasta que la abuela saltó: - "¿Te acuerdas de la película Oficial y caballero?" - ¡Ay, sí!... - "¡Eso es el ex duque! Una belleza rubia, alto y apuesto. Alguien a quien su mujer mostraba orgullosa ¡mirad que pedazo de tío me he ganado por ser la progre de la familia!"

Pascualita, cada vez que la abuela señalaba a la pantalla, se volvía a mirar. - "!Era un bombón! que encima la hacía feliz y la llenaba de hijos igual de rubios, altos y guapos y seguir presumiendo. Y como el guaperas ya lo tenía todo, se dedicaría a vivir del cuento mientras daba todos los días, gracias al Destino por cómo se estaba portando con él" - ¡Imagínate que a mi me elige Felipe, abuela! ¿te imaginas? - "No. Hay que tener mucha imaginación para ésto" - Quiero decir que... ¿por qué dices que no? ¿Qué tiene Letizia que no tenga yo?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Ostras, que gafas lleva este tío! Las habrá encontrado en un contenedor de barrio rico (dijo la Cotilla, entrando en casa como un elefante en una cacharrería) - "Es el Empalmado" - A éste si que le va como un traje el refrán: la avaricia rompe el saco. - De eso hablábamos ahora, Cotilla. Decía yo que si Felipe me hubiera elegido para casarme con él... - No le des más chinchón a tu nieta que no le sienta bien.

- ¡Pero, bueno!... (¡Ay, ay, ay... ¿Dónde estaba Pascualita? ¡La Cotilla no podía verla!... ¡Oh, no, no, nooooooooooooo) - La sirena había saltado a la butaca donde la vecina se dejó caer con un suspiro de cansancio. ¡Y de la que se levantó como un cohete directo a la Luna! Y como una Luna llena se le puso el trasero una vez que le arranqué, de un tirón seco y doloroso, a Pascualita que lo mordía, llena de rabia, a diestro y siniestro.

Casi una botella entera de chinchón tuvo que tragar para caer dormida como un lirón y borrar de su mente el ataque de la sirena. Voy a tener que pedir un descuento a la fábrica de chinchón porque no gano para tanta botellas.
  


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