jueves, 18 de febrero de 2016

La edad de la abuela, secreto de Estado.

- Abuela ¿Cómo va tu pleito de la bruja? - "No encuentro abogado que quiera llevarlo" - Pensé que siendo algo extraordinario... - "Tienen miedo de enfrentarse con la Iglesia. Ya sabes lo que dijo Don Quijote" - Pues no. Yo no había nacido. - "¡Ni yo!" - Pero te pilló más cercana a él en el tiempo y te llegarían los ecos. - "¿Pero cuántos años me hechas tú, alma de cántaro?" - Pues... año arriba, año abajo... ¿los de Cervantes? - Me tiró un florero a la cara y ahora solo puedo comer purés y cosas blanditas porque me tragué dos dientes ¡Que rabia me dio! Hubiése podido meterlos bajo la almohada para el ratoncito Pérez, aunque ésto no se lo pude decir a la abuela porque se me escapa el aire por la mella y no hablo bien.

Hay que ver lo mal que le sienta a ésta mujer que le menten la edad. Y cómo no sé cuando nació, porque es un secreto de Estado, según dice, para no dar pistas de su paso por el espionaje durante un montón de guerras.

Un día dejó caer que había sido ella quién descubrió a Mata Hari. - ¿Por tu culpa la fusilaron? (fue una pregunta acusatoria por mi parte) - "Lo hice por despecho. Le gustaba imitar lo inimitable: mi elegancia arrabalera que tanta fortuna me dio en mi trabajo. Montones de hombres ricos y riquísimos, quedaron prendados de mi exotismo y pusieron a mis pies sus enormes fortunas que yo gastaba a manos llenas.

Una vez, la esposa despechada de uno de aquellos millonarios, me retó en duelo para lavar su honor. - ¡Ni con la más sofisticada de las lavadoras podrás conseguirlo! le grité a la cara - Al decir ésta frase empecé a dudar de que estuviera diciendo la verdad. - En aquellos años no se había inventado la lavadora, abuela - "¡Qué sabrás tu, boba de Coria! ¿Acaso estabas allí para verlo?" - Tuve que darle la razón, claro está... El caso es que el duelo se efectuó..." - ¿Matáste a aquella pobre mujer? - "Nadie mató a nadie porque, mientras elegíamos las pistolas que íbamos a usar, nos pusimos a hablar de las monerías que vendían en una pequeña sombrerería de París  y acabamos tomando el té cerca del Arco del Triunfo. Con lo cual demostramos a nuestros enfadadísimos padrinos, que no paraban de decir que éramos unas frívolas, lo inteligentes que somos las mujeres. Mejor optar por un sombrero bonito que hacer un feo cadáver"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Van a inaugurar una nueva película de Super héroes. - dijo la Cotilla al llegar a casa. - ¿Ah, fí? (seguía sin hablar bien) - Aquí los villanos son ellos. - ¿Lof fufer féroef? - Sí. Y al jefe le llaman El Anguila, por lo escurridizo. - ¡Folinef, fe guay! - Es un avaricioso al que le gustan los palacetes, las escobillas de baño carísimas, codearse con la crem de la crem y aparecer en cuantas más fotos, mejor. - ¡Falla, que intefesante! - Cuando hace de persona normal se llama Jaume Matas y es un pez gordo pero, cuando se transforma en depredador de dinero ajeno, se convierte en ¡La Anguila!

Por la tarde se lo conté a la abuela y dije que podríamos ir juntas a ver la película. Ella me dijo que lo pensaría mientras seguía con el juego de hacer pasar a Pascualita a través de la mella de mis dientes. Yo temblaba - ¿Fe mordefá, afuela? - "No tiene por qué... ¿Le has hecho algo?" - No... Fero le daré un foco de chinchón fara tenefla contenta...

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