viernes, 19 de febrero de 2016

La Munar. Ni la sombra de lo que fue.

El concierto de pitos bajo el balcón de casa, anunció la llegada de la abuela. - "¡El Anguila ha entrado en mi casa y se ha llevado la escobilla del water que compré el otro día!" - No debiste comprarla tan cara, abuela. Este antisúper héroe, tiene querencia por ellas y por los billetes de 500 euros. - "¡También se los ha llevado el jodío!" - Es un peligro público este hombre. - ¿Dónde los guardabas? - "En el cantarano de mi abuela. No sé cómo ha podido hacerlo porque Andresito dormía en el cuarto, junto a él" - Por algo le llaman el Anguila.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! No os lo vais a creer pero ¡me han robado la bolsa de magdalenas caducadas que cogí del contenedor del súper! - "¡Seguro que ha sido el Anguila!" - Yo también lo creo porque ha sido visto y no visto. - ¿Pero no lo están juzgando? - Sí, pero es tan escurridizo que es capáz de estar en varios sitios a la vez. - ¡Que Dios nos coja confesados!

Cuando la Cotilla se marchó a dar otro repaso a los contenedores habituales y seguir luego haciendo negocio a las puertas del juzgado del caso Noos, la abuela y yo le dimos descansos a las lenguas para tomar un te. - ¿No prefieres un café? - "¡Quita, quita, que lo del Anguila me ha puesto de los nervios!" - Pascualita, sentada sobre el frutero, no nos quitaba ojo. - Abuela, no grites o esta fiera corrupia me saltará encima... Por cierto, ¿has visto a la antigua Princesa de Mallorca después de los años que lleva en la cárcel? - "No salgo de mi asombro. Pensé que era una mujer del clan de la Paca, con esa pinta y esa ropa... Ay, mira, se me pone la carne de gallina"

Pascualita saltó a la mesa, se arrastró hasta mi taza y se metió de cabeza. Al salir, me escupió el te a la cara. - ¿No te ha gustado? Pues es lo que hay, querida. - Viendo que yo no tenía intención de prepararle un cola cao, se impulsó con la cola y "voló" hasta la encimera. Como no se había hecho daño, me despreocupé de ella y seguí pegando la hebra con la abuela a costa de los ex mandamases políticos corruptos de las islas.

Me sobresalté cuando escuché el - ¡Avemariapurísmaaaaaaaaaaa! - de la Cotilla, que venía por el pasillo a paso de carga. Salté de la silla en busca de Pascualita para esconderla pero la sirena no estaba donde yo creía. Miré a la abuela pero estaba tan perdida como yo. - Me merezco un chinchón. Tengo un negocio en mente que será una mina de oro. Vamos a brindar. - Lo hicimos unas cuantas veces. - Voy a vender tintes de colores fosfis en la cárcel. No podemos permitir que nuestras reclusas famosas salgan con la pinta que llevaba la Munar, cuando vayan a juicio ¡¡¡¿Qué pensarán de nosotros en el extranjero?!  ¡¡¡¿Acaso queremos matar a la gallina de los huevos de oro que es el turismo?!!! - Cotilla, no beba más que le afecta las meninges. - Todo lo contrario ¡Me inspira!... Vaya, se ha terminado el chinchón ¿Tienes otra botella? - En el armario que está detrás de usted. - En cuanto lo abrió, apareció la sirena que, saltando sobre ella, le hizo un peinado nuevo.


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