viernes, 11 de marzo de 2016

El maltratador.

Llevo días sufriendo en silencio... No, no es por las hemorroides sino por la abuela y la Cotilla. Han sido conquistadas por el dicharachero U al que han subido en un pedestal. Por lo visto todo lo hace bien el hombrecillo. Son tan exageradas que hasta Andresito se está poniendo celoso. - Me parece que le dáis más bombo del que merece el sujeto ese (dijo después de escuchar por enésima vez lo estupendísimo que es y lo ridícula que soy yo por no haber sabido camelarlo)

Menos mal que el abuelito me hecha un cable porque con esas dos brujas tengo siempre las de perder. Pero resulta que voy a encontrar a U hasta en la sopa. Le han invitado a comer, a mi casa por supuesto - ¡Ni hablar! No quiero ni verlo. - "Haberlo pensado antes de alquilarlo. Ahora ya es como de la familia" - ¡Y un cuerno! (gritó Andresito)

- "En vez de ponerte contra él, tendrías que hacer valer tus influéncias políticas para que le dieran un papel de coprotagonista en la próxima película que haga Di Caprio" - ¡Como sigas por ahí, me voy con mi madre! (el abuelito estaba fuera de sí) - "No te hagas ilusiones, querido. Tu madre solo tiene ojos para el cubano de culito respingón que le alegra las pajarillas" - ¡Pobre madre mía! Por tu culpa no irá al Cielo (lloriqueó, compungido) - "¡Pero si ya está en el Cielo. San Pedro le abrió las Puertas a ritmo de salsa!" - Si mi padre levantara la cabeza... - "Mejor que se quede dónde esté" - ¡¡¡Abuela!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Ya podéis echar el arroz! - La paella estaba tan buena que hizo que se me olvidara que U estaba sentado a mi mesa. Pensé que a Pascualita le encantaría comer con nosotros y fui a por ella. La coloqué en el broche de la abuela y lo prendí en mi solapa. Cuando no miraban le daba unos granos de arroz o trocitos de gamba. La sirena se estaba poniendo furiosa. Quería saltar a la paellera y rebozarse a su gusto mientras engullía a dos carrillos. De repente el murmullo de la conversación se apagó. Miré en derredor. Las dos amigas, congestionadas, miraban furiosas a su querido U. - Vaya, pensé, me he perdido algo. - "¡Fuera de aquí, Maltratador!"

Las voces y los gritos subieron de tono. Mientras todo el mundo gritaba, Andresito llamó por teléfono. Minutos después llegó Bedulio con unos compañeros - ¿Quién es éste hombre? (le pregunté) - El Maltratador (contestó) Es una hidra que vive de la sangre de sus víctimas y aunque le cortamos la cabeza reaparece de nuevo. - Se lo llevaron esposado sabiendo que, en cualquier momento, en cualquier lugar, atacará otra vez.

Aprovechando la confusión, Pascualita se perdió bajo el arroz que quedaba en la paellera mientras nosotros, sentados en la salita, dimos buena cuenta de la botella de chinchón. Poco a poco, la tensión fue bajando - ¿Qué ha pasado? - "La Cotilla ha reconocido a U" - Envolví unas ensaimadas con las páginas de un periódico que llevaba la foto del Maltratador. No me había vuelto a acordar. Pero, de repente he tenido un flasch. ¡El de la foto era U! De buena te has librado, nena. - ¡En buena queríais meterme, Celestinas! - ¡Mirad! (gritó Andresito señalando el televisor) Hoy ha matado a otra mujer.

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