miércoles, 20 de abril de 2016

Andresito está desquiciado.

El abuelito no levanta cabeza. Dispuesta a llegar como una rosa a los ciento diez años, su madre, la Momia, parece querer recuperar el tiempo perdido y saltarse a la torera normas y prohibiciones.

Años y años de ser obediente y sumisa, siempre bajo las órdenes de hombres que la adoraban pero no le dejaban abierta la puerta de la jaula de oro donde vivía, pensó que las cosas eran así desde que los dinosaurios abandonaron la Tierra.

Dicen que quien no la vive de joven, la vive de viejo. En ella es una verdad como un templo. Y todo gracias a la abuela que le abrió los ojos a un mundo fascinante donde mujeres como ellas disfrutaban de una libertad que solo consiguieron al quedarse viudas. Andresito dice que esta apertura de miras que descubrió la Momia gracias a su nuera, puede ser motivo de divorcio pero la abuela lo escucha como quién oye llover.

Para entretener a su marido ha organizado, junto a sus amigas de El Funeral, un concurso de belleza, madura, para hombre. Andresito ha protestado, pataleado, se ha puesto serio, se lo ha tomado a guasa, ha amenazado con ir a por tabaco y no volver más, etc. etc... Todo ha sido inútil porque la abuela no se ha dejado sobornar ni ha bajado la cabeza ante su marido. Al contrario, ha puesto normas "escandalosas" según dicen algunos, pero las mujeres están dispuestas a hacerlas cumplir. Para empezar tienen que desfilar con traje de payés mallorquín: bombachos, camisa, chaleco, calcetas, alpargatas, pañuelo en la cabeza tipo pirata del Caribe, pipa y socarronería en las respuestas a las preguntas que les hagan.

Después vendrá el desfile en bañador. Se exige que sea tanga, con el paquete de cigarillos metido (porque esas prendas no llevan bolsillos) Cadena de oro al cuello: se valorará cuanto más hortera mejor. Gafas de sol Raiban. En el otro lado del tanga, un peine. Tubo monedero colgado del cuello. Chanclas. Se valorarán piropos subiditos de tono.

Por último andarán por la pasarela con el mejor de sus trajes: corbata, chaleco, americana, camisa, gemelos, calcetines, liga para sujetarlos, zapatos, calzoncillos... De los pantalones no dice nada, así que...

El jurado estará representado por la abuela, naturalmente, Conchi, y otras mujeres que serán elegidas por sorteo porque se han presentado todas y esto no puede ser. Así que, desde que se anunció el Certamen de Belleza Madura, al abuelito le tiemblan las manos, tiene lo ojos desorbitados a causa del insomnio. Es un manojo de nervios que, según la abuela, se le pasarán cuando todo haya terminado.

 Andresito llegó a mi casa, desencajado - ¡Se ha vuelto loca de remate! He ordenado que le pongan la camisa de fuerza. - "¿A tu madre? ¡Por encima de TU cadáver!" - Se dice, del tuyo (le corrigió el abuelito) - "Eso he dicho ¡DEL TUYO!" - Ha ido a hablar con el obispo y le ha pedido que la misa la diga el Papa ¡¡¡El Papa de Roma, nada menos!!! - Que buena idea. - ¡¡¡No le des la razón en todo!!! - A la abuela no se le grita en ésta casa si no quieres verte con un ojo a la funerala. Pascualita, rauda como una centella, se llenó la boca de agua y la escupió, con veneno y puntería, a Andresito que estuvo un buen rato revolcándose de dolor en el suelo.

La abuela y la sirena, se hicieron mutuamente, la señal de OK y volvieron a lo suyo. Una, a ver la novela de la tarde, la otra a enterarse de los chismes de la Esteban. El abuelito intentando ver y yo preparando la cámara de fotos para el Desfile de Hombres Maduros.

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