jueves, 21 de abril de 2016

Asilo político.

El abuelito me ha llamado muy temprano, cuando todavía no habían puesto las calles, para pedirme asilo político en mi casa. - ¡Tengo que salir de casa cuanto antes porque me quieren excomulgar y pasearme por las calles con gorro de penitente y un sayón con lenguas de fuego pintadas. - Dicho así parece que te persigue la Inquisición. - ¡Es que me persigue!

Me senté en el recibidor para no quedarme dormida. La espera se me hizo larga y fui en busca de Pascualita, más que nada para hablar con alguien. A pesar de ello di unas cuantas cabezadas. Tampoco la sirena ayudó mucho porque estaba tan dormida como yo y encima, cabreada por haberla sacado del acuario cuando más a gusto estaba.

Por fin llegó el abuelito. - ¿Qué haces con un guante de acero en la mano a éstas horas? - ¿Así que reconoces que no son horas de hacer visitas? (dije yo para desviar su atención a otro tema y hacer que se sintiera culpable por tenerme levantada a éstas horas. Pero no picó) - ¿Haces prácticas de carnicera? Que raras sois las mujeres de tu familia y habéis conseguido contagiar a mi madre que es una mujer mayor y no sabe lo que quiere... (había tristeza en su voz y no estaba yo para aguantar lloriqueos). - ¡¿Que no lo sabe?! Lo tiene más claro que el agua. Verás el escándalo que montará en el púlpito y cuente lo que está dispuesta a contar. - ¡No me lo recuerdes! y quítate ese guante que parece que hablo con Robocop.

Sentados en la cocina, nos tomamos un cola cao caliente mientras él hablaba. Como no me había dejado sola en ningún momento, no pude meter a Pascualita en el acuario, así que la coloqué en el frutero, camuflada entre las frutas.  Pero la sirena no puede estarse ante una  taza de cola cao sin tirarse en ella dando saltos mortalese. Y eso fue lo que pasó mientras el abuelito me contaba que los curas de la Catedral estaban muy enfadados con él por haberle prohibido a la Momia que trajera Culitos Respingones de Cuba. - ¿Lo dijeron así? - ¡Naturalmente que no!... También están enfadados por no quiero que hable desde el púlpito donde, creen ellos, que contará experiencias y planes de futuro con éstos chicos. - ¡Y será verdad! jajajajajaja. Ese día quiero estar en el primer banco... ¿Vendrá el Papa? - ¡¿Eres tonta?! - ¡Oye, sin faltar o te retiro el asilo político!

- ¿Es verdad que quieren excomulgarte? - Sí, por no dejar a una cristiana (dicen) practicar la bondad con los más desfavorecidos, ni explicarla para que sirva de ejemplo a los demás. Me llaman a todas horas para ponerme a parir... snif, snif, snif... (¡Oh, no!) Es tan horrible lo que ocurre que ya no puede pasarme nada más. - Ese fue el momento eligido por Pascualita para saltar a la taza de Andresito y ponerlo perdido. Fue tal su estupor que no supo qué había pasado. - ¡Pero... pero... pero...! - ¡Lo siento! Mi primer abuelito, de vez en cuando, viene cabreado del Más Allá y monta estos pollos...

La impresión recibida fue más de lo que su cerebro agotado pudo soportar y cayó al suelo, desmayado. Le puse un cojín bajo la cabeza y la sirena y yo nos fuímos a dormir, que ya era hora.

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