domingo, 8 de mayo de 2016

Dando el cante.

La abuela brillaba como un sol cuando ha entrado ésta mañana en casa con una bandeja de ensaimadas calentitas para desayunar. No es que se hubiese adornado con lucecitas de Navidad. No. Creo que la cosa era peor aún. Ha forrado el collarín que le dieron en la Seguridad Social con brillantes de Swarosky y una cenefa, arriba y abajo, de pequeñas luces leds. Así, si sale a la calle con esa parafernalia y no hace sol, como hoy, ella luce igual.

- "Ha sido un éxito. En cuanto me ha visto la gente de mi barrio se han hecho hasta selfis conmigo. Por pura envidia. Ya verás lo que tardan en imitarme" - ¿No has pensado que vas dando el cante? - "Que poco entiendes de estética, boba de Coria. Nunca serás otra cosa que un ser anodino e invisible entre miles de seres anodinos e invisibles. No sé a quién has salido... A mi familia, no."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Jesús, que susto! (gritó la Cotilla al ver a la abuela) Vas dando el cante, amiga. - "Mira (me dijo la abuela) otra de tu club, anodino e invisible" - ¿Te gustaría que yo saliera a la calle vestida de lagarterana y llena de lucecitas? - "Naturalmente. Para que te conozcan tienes que publicitarte y a ti no te conoce nadie ¿Cómo vas a encontrar novio así?" - Siempre llevas la conversación a tu terreno, abuela... No te lo había dicho pero, el otro día, el señor Li me tiró los tejos. - "¿Li?... Que raro. Le considero un hombre pacífico ¿Qué le hiciste?" - No quise comprometerme y no le di esperanzas... - "Nunca has tenido madera diplomática... ¿Cómo le dirías las cosas para que el pobre te tirara los tejos?." - Al revés, abuela. Primero me tiró los tejos y después yo le dije... - "¿No te descalabró? Le pondrías tan nervioso que falló la puntería" - ¿De qué hablas? - "¿De qué hablas tú?"

La Cotilla trasegó dos copas llenas de chinchón en dos segundos - Si no estoy envueltas en las brumas del licor, no puedo soportar vuestras extrañas conversaciones. - Entonces la abuela le pidió a su amiga que le hiciera un favor - "Tráeme uno de los focos que iluminan la Catedral" - ¿Estás de antojos? - "Es para iluminar un letrero que pondré en la torre del Paseo Marítimo. Quiero alquilar habitaciones a los turistas este verano y sacarme unos miles de euros para mis gastos" - ¿Y qué ganaré yo con esto? - "La alegría de ver como tu amiga se hace un poco más rica cada día. Ya sabes aquello de: dinero llama a dinero" - ¿No te valen unos velones usados? - "Qué poca categoría tienes" - Y tú qué cara.

Las dejé discutiendo porque me pareció escuchar un ruído en la cocina: Pascualita se estaba dando un festín con las ensaimadas y a falta de tazón de cola cao donde tirarse en plancha, lo hacía en el bote del aceite usado. ¡La que había liado la jodía! Y lo peor es que no podía atraparla porque se me escurría. Grité: - ¡¡¡ABUELAAAAAAA!!!  y las dos amigas entraron en tropel en la cocina. Menos mal que la Cotilla patinó con el aceite, se golpeó la cabeza contra el suelo y quedo en estado comatoso durante una hora. Así tuve tiempo de limpiarlo todo mientras la abuela lavaba a Pascualita con desengrasante.

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