sábado, 21 de mayo de 2016

Estatua en la Plaza Mayor.

- "Nena, mañana vendremos a comer. ¿Qué piensas ponernos?... ¿Nena?... ¡¡¡NENAAAAAAA!!!" - ¿Eh?... zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz - "¡Está durmiendo como un ceporro!" - Te lo he dicho, cariño. No son horas de molestar. - "Andresito, no me marees. ¡Solo son las tres! y en El Funeral aún hay ambiente. Me va a oír esta: ¡¡¡NENAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!"

A las siete de la mañana he sido zarandeada bruscamente. - "¡Será posible que todavía estés así! A ti te ha picado la mosca tsé tsé, la del sueño ¡Despierta ya, coñe, que tienes que ir a la compra"  - Solo salté de la cama cuando Pascualita se deslizó por mi espalda, fría, mojada y con muy mala leche. Igual que yo porque, a la pobre, también la había despertado la abuela con maneras muy rudas.

Como un zombi, entré en el cuarto de baño sin saber a qué iba. - "Lávate la cara, boba de Coria. A ver si te espabilas" - Hola, abuela ¿qué haces aquí? - "¡La madre que te parió! que ancha debió quedarse la pobre" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Caray ¿Hay cónclave familiar? - No tengo ni idea, Cotilla. ¿Ha traído algo para desayunar? - Unas magdalenas del contenedor del súper. Caducaron hace una semana pero tienen buena pinta.

Mientras desayunábamos, la abuela daba vueltas por la cocina como una leona enjaulada. Me estaba poniendo nerviosa así que la mandé al comedor a darle la tabarra a Pascualita: - ¿Por qué no miras si sigue funcionando el acuario psicodélico? - "¡Pues claro que funciona! Lo compré en la tienda de los chinos" - Huy, no te fíes (dijo la Cotilla) Compré unas alas para disfrazarme de Angel de la Guarda y ponerme de estatua en la plaza Mayor, y no sirven para volar. - ¡Cotilla, por favor. ¿cómo va a volar con eso? - Perdona pero el señor Li dijo que funcionaban. - "Con tal de vender juraría que Buda era un tipo canijo"

Finalmente me enteré que los abuelitos vendrían a comer - Podrías haberme avisado con tiempo, abuela. - "Mejor me callo porque sino, acabaré haciendo un nieticidio"

La lata de fabada, los fideos chinos, la tortilla de patatas congelada, la paella fiosilizada, no tuvieron éxito. La Cotilla puso ensalada caducada. - Debe irle bien el negocio de estatua porque no la ha vendido a otros jubilados. - No se me da mal. Por allí pasan muchos turistas de crucero y les caigo en gracia.

Andresito se durmió en cuanto salieron los ciclistas en la tele. De repente, a la abuela y a mi nos dio la risa floja y al imaginarnos a la Cotilla, subida a una tarima, en plan angelito. Las lágrimas rodaban por nuestras mejillas mientraestatua en la Plaza s ella, que ya empezaba a dormirse, nos miraba con cara de boba sin saber a qué atenerse.

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