martes, 17 de mayo de 2016

San Pascual Bailón.

- "¿Dónde está la cosa más bonita de la casaaaaaaaaaa? ¿Lo más guapo que se pasea por Palmaaaaaaaa? ¿La simpatía en personaaaaaaaaaaaa? ¿Mi cariñito queridoooooooo?... " - ¡¡¡Aquí, abuela. En la cocinaaaaaaaaaaaaaa!!! (grité a pleno pulmón, encantada de oir sus piropos a los que no me tiene acostumbrada)

Entró como una tromba y miró al rededor - "¿Dónde está?" - Me tienes delante. - "Busco a Pascualita, boba de Coria" - Y dando media vuelta corrió al comedor. - "Mira lo que te traigo, carita de azuzenaaaaaaa! - Pascualita saltó al borde de la olla exprés al escuchar los trinos de su amiga. - "¡¡¡Felicidades, sirenita. Muchas felicidadeeeeees. ahora mismo vamos a brindar con chinchón !!!" - ¿A qué viene tanto escándalo? - "Sabía que no te acordarías (me riñó) ¡Es su santo! ¡San Pascual Bailón! Menos mal que me tiene a mi, pobrecita ¡Mira lo que te traigo!" - Arrastró un enorme paquete que había dejado escondido en el pasillo - "¡Una pecera psicodélica!"

La pecera era un tubo ancho de cristal, de unos dos metros de alto. Con una especie de hongo luminoso que cambiaba de forma y de color a medida que ascendía o descendía por el tubo. - ¿Quiéres volverla más loca de lo que ya está? - "Es el último grito en peceras" - No me extraña (dije enfadada) en cuanto la metas ahí dará el último grito de vida.

Tuve que subirme a una escalera para echar dentro arena, algas, un nuevo barco hundido, más grande y moderno que el que se espachurró en la acera. Y los litros y litros de agua de mar que caben allí. La abuela, mientras, daba vueltas al rededor con la sirena en las manos enseñándole su nueva "casa" Después fue ella la que quiso subirse a la escalera para meter a Pascualita pero, en ese momento sonó la alarma: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Así que le quité a la sirena y la lancé hacia arriba, con tanta fuerza que chocó contra el techo y cayó a plomo en el acuario.

La Cotilla paró en seco en la puerta del comedor y señalando el tubo, dijo asombrada: ¿Ezo que he lo que he? - "Una lámpara... ¿no lo ves?" - La vecina se volvió hacia mi. - ¿Te has gastado el dinero en "eso"? ¡Menuda birria! Pero si no alumbra... - Moderneces de la abuela. - (Se volvió hacia su amiga) ¿En serio lo has traído tu? jajajajajajajaja Cuanto más rica eres, más tonta. Empiezas a parecerte a tu nieta. - ¡¡¡Oiga!!!

Entonces la abuela se puso a llorar. Me acerqué, asustada y le susurré al oído. - No te preocupes. No la he matado. - Y corrí en busca del chinchón.

Después de tres copas se le secó el lagrimal y se le soltó la lengua: "Estoy preocupada por Andresito. Sigue menguando. Cuando dormía lo he medido con la cinta métrica y ha encogido un centímetro y - medio... - ¿De por todo? (preguntó la Cotilla) - "En general. Un día desaparecerá convertido en polvillo entre las sábanas de lo seca que tiene la piel. Por eso lo he untado con aceite de oliva. Un litro entero le he puesto y no sé si ha sido peor el remedio que la enfermedad porque, al acabar he querido abrazarlo, se me ha escurrido y se ha dado contra el espejo del armario. Tampoco he podido levantarlo porque se ha vuelto a escurrir y ésta vez ha salido por la ventana. Menos mal que ha caído sobre los rosales y las espinas lo han sujetado. No os hacéis una idea de como se quejaba. Pónme otra copa, nena, que me la merezco ¡Que cruz tengo con éste hombre!" 



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