lunes, 27 de junio de 2016

La Cotilla es ¡honrada!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Fuíste a votar ayer, nena? - Claro. Como está mandado. - ¿Metiste las papeletas en los sobres? - Esa pregunta es una perogrullada, Cotilla. - Por lo menos tienes las que no usaste... ¿verdad? - Acabo de tirarlas a la basura. - ¡Me las quedo para las elecciones de Diciembre! - ¿Usted no fue a votar? - Fui al colegio electoral y cogí un montón de papeletas de todos los partidos con sus respectivos sobres. Me llevé una buena bolsa y la traje llena. Al salir escuché a gente que protestaba porque no había papeletas ¡Que gente! Si hubiesen madrugado como dice el refrán, hubiesen encontrado de todo.

- Tiene las manos más largas que Luis Bárcenas y compañía. - Son manos de emprendedora porque dentro, de seis meses, me sacaré unos euros ofreciendo esas papeletas a cincuenta céntimos. - ¿Sabe qué le digo, Cotilla, que si su gurú Bárcenas la conociera se avergonzaría de usted porque es una pardilla, una pringada, una ningundi¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyy!!! - Me arreó un bolsazo que por poco me arranca la cabeza. - ¡Mi gurú NUNCA diría ni pensaría esas cosas de mi!

Tuve que sentarme un rato y aclararme las ideas con unos chinchones on the rocks. La Cotilla no se quedó atrás y poco a poco nuestros ánimos se fueron calmando. - ¿A qué ha venido lo de antes? (me preguntó) - A que tiene que pensar a lo grande. Si comete un delito que sea espectacular: en lugar de robar el cepillo de una iglesia, ¡llévese la iglesia entera! Y verá como pronto le rondan los tentadores ofreciéndole el oro y el moro, incluso un puesto político. No tendría que robar papeletas ¡usted estaría en esas papeletas! Y una vez que saliese elegida ¡a chupar del bote y a disfrutar de la vida!

- Tu copa tenía más chinchón que la mía ¿verdad, boba de Coria? -  La Cotilla estaba escandalizada. - Tendrás que ir a Alcohólicos Anónimos porque la bebida te está afectando... Toma, bebe agua. - Pero yo estaba embalada - Y saldrá elegida, una y otra vez, cuanto más grande sea el delito ¡Y no se le ocurra dimitir porque eso no se lleva. Es de pardillos. - ¿Crees que serviré para eso? - No lo sé. No sirve todo el mundo pero, yo que usted, probaría. - La avaricia fluía por los ojillos de la vecina. Estaba encandilada con mi palabrería. De repente, una sombra de duda nubló la ilusión insana. - ¿Pasa algo, Cotilla? - ¿Crees que podrías guardarme la iglesia en tu casa?

Escancié dos copas más de chinchón. Incluso, llevada por los efluvios de la bebida, le planté un sonoro beso en la frente. Algo que nos asombró a las dos.  La abuela, que entraba en ese momento, se paró en seco - "No sabía que hubiera tema entre vosotras ... Eso se avisa" - La Cotilla, roja como un tomate, balbuceó: - No... es lo que te...¡uf! ... imaginas. Tu nieta...está... borracha... - Corrí hacia la abuela y la abracé con fuerza impidiéndole que me alejara de ella - ¡Bésala tu también porque es una persona HONRADA! Se dedica al trapicheo, sí, pero de baja estopa ¡No sirve como corrupta! ¡Venga a mis brazos, Cotilla! - Y la perseguí durante un rato, al rededor de la mesa del comedor hasta qu, exahustas, caímos espatarradas en el sofá de la salita. - Mañana le monto un altar, Cotilla ¡Por éstas!

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