miércoles, 27 de julio de 2016

El tritón.

Pascualita no ha dado síntomas de querer tomarse la justicia por su mano por haberla tirado por la ventana. Por si acaso voy todo el día con las gafas de sol puestas. Esta mañana ha llamado a casa una vecina y al verme de esta guisa, me ha dicho que le reserve seis cupones de la Once para el sorteo extraordinario.

Precedida por un concierto de pitos, más un coro de improperios dignos de un carretero, cantado en clave de Rap por los conductores, asados de calor y hartos de encontrarse cada dos por tres, con el atasco montado por el mal aparcamiento del rolls royce, la abuela ha hecho su entrada triunfal, con el brazo levantado, portando una bolsa transparente, llena de agua, en la que nadaba un tritón negro y repelente. - "¡Mira lo que traigo. Un novio para Pascualita! Vas a perder la apuesta María Pestiño" - ¿Qué tiene que ver ésta porquería con ella? - "Es lo más parecido que he encontrado en una tienda de peces. ¡De éste encuentro sexual saldrán unos bichos la mar de originales!" - Pero si da repelús. - "A ti todo te da repelús ¿Cómo vas a encontrar novio?

La sirena, sentada en el borde del acuario, no nos quitaba los ojos de encima. - "Parece que está interesada en éste Romeo... ¡Mira que chico tan guapo te traigo, bonita!" - Siempre me sorprendo cuando la abuela piropea a la sirena... ¿bonita? ¿qué entenderá ésta mujer por "bonita"?

De repente, Pascualita tendió sus bracitos hacia la bolsa. - "¡Esto es un flechazo en toda regla! jajajajaja Ya tengo ganas de ver a las biznietitos ¡Ay, que ilusión!" - Yo tenía la piel de gallina - Te advierto que si éste bicho se queda aquí, no me arrimaré al acuario ni harta de chinchón. - "A tí lo que te pasa es que tienes muy mal perder"

La abuela puso la bolsa sobre el agua y a la sirena le faltó tiempo para zambullirse y analizarla desde todos los ángulos posibles. La abuela estaba como una niña con zapatos nuevos - "¡Oh, l,amour! ¡Que pareja tan fantástica hacen! Son como George Clooney y su elegantísima mujer" - El calor te trastorna, abuela... - Pensé que un chinchón on the rocks calmaría un poco sus efusiones. Preparé otro para mi. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - Saltamos como un resorte al oír la desagradable voz de la Cotilla. Pascualita, como hacía siempre, desapareció en las profundidades del acuario, escondiéndose entre las algas. La abuela, con la bolsa del tritón en las manos, no sabía qué hacer.

- ¡Que bicho más asqueroso! ¿Lo vas a meter ahí? - "Pues... sí" - Y eso fue lo que hizo. - Que pena de acuario con lo bonito que es. ¡Mete peces de colores, coñe! - Mientras daba una opinión que nadie le había pedido, se metió mi chinchón on the rocks entre pecho y espalda, la jodía.

- Prepárame otro, anda, que vengo seca. - Luego le pasaré la factura (dije con rabia) - Que sosa es ésta nieta tuya ¡Que cruz tienes con ella! - Mientras iba a la cocina a cumplir el "encargo", por el rabillo del ojo vi un torbellino de algas y arena en el fondo del acuario. Cuando volví con los dos vasos (uno era para mi) una manita negra subía, en espiral, hacia la superficie. - Las dos viejas agarraron los vasos y dieron cumplida cuenta de la bebida. Yo sonreí mostrando el colmillo... Había ganado la apuesta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario