viernes, 15 de julio de 2016

Malditos.

- "Nena, hoy es un día cualquiera, aunque en nuestro corazón y nuestro ánimo no lo parezca porque han vuelto a atentar contra todos nosotros como hacen, cada día, los fanáticos en cualquier punto del Planeta." - Otra vez a nuestros vecinos. - "Sí. Y siempre a nuestros hermanos, estén dónde estén. El fanatísmo no quiere que pensemos, ni que vivamos en la libertad que todos nos merecemos" - Tengo ganas de llorar, abuela. - "Llora. Eres libre de hacerlo. Y sal a la calle. Y comenta. Y enfadate. Y jura en arameo si hace falta pero no te equivoques al buscar un culpable. El asesino es quién ha matado y quienes le han inculcado el odio. Todos los demás, vistamos de una manera u otra, somos inocentes"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Habéis desayunado? Traigo croasanes... están un poco duros pero mojados en chinchón, pasarán bien. - ¿A éstas horas? - Es un pequeño homenaje a nuestros vecinos y un modo de poder digerir lo que ha pasado. - "Vamos, pues... Nena, mientras tu coges a Pepe yo me coloco bien el broche (y puso allí a Pascualita)"

- Me pregunto para qué demonios tenemos que tener a la cabeza jivarizada delante de nosotros mientras comemos (la Cotilla se quejó) Es más fea que pegarle a un padre. - "Ya sabes que es como si fuera de la familia" - Pues yo estoy segura que era un chino... o una china. Y si no ¿por qué la tenía en su tienda el señor Li? - Para venderla como llavero (aclaré) - ¿Véis? Para venderla dice la boba de tu nieta. Por lo tanto ¡era su madre! - ¿Mi madre? (pregunté asombrada) - No. La del chino. Menudo comerciante está hecho. Vendería a su madre si le sacara provecho monetario. ¡Y lo hizo! - "¡Cotilla, no puedes ir por ahí diciendo estas cosas!" - ¿Por qué? - "Porque no lo sabes con certeza" - Mi olfato de trapicheadora no me engaña. - Acabará de relleno de los rollitos de Primavera (sentencié)




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