lunes, 8 de agosto de 2016

Los Juegos Olímpicos.

De buena mañana he tenido visita: la Momia, la abuela y la Cotilla. Yo aún llevaba las legañas pegadas cuando han entrado en tropel en la salita, han puesto la tele y me han despertado pidiéndome cafés con leche para desayunar.

A principio me asusté pensando que Atila y los hunos habían vuelto a la vida e invadido mi casa, macetas incluidas, en las que no volvería a crecer la hierba. - ¿Quién es ese tal Atila? ¿Un ligue nuevo? (preguntó la Cotilla mientras no paraba de sacudirme de acá para allá) - ¡¿Qué hace?! - Queremos desayunar. -

Si pensaban que iba a levantarme para hacerles de criada, iban listas. Pero la pesada de la Cotilla no paró de marearme hasta que abrí los ojos y me encaré con ella. - ¡¿No sabe dónde está la cocina?! - (le grité) - He traído croasanes del contenedor del supermercado, así que el café con leche lo pones tú. Y date prisa o la Momia se desmayará porque tiene azúcar y necesita comer.

Esto me intrigó: ¿Qué hacía mi bisabuelastra en mi casa, a estas horas brujas del amanecer y sin desayunar? - Hemos venido a ver las Olimpiadas. - Pero si la tele de la Torre del Paseo Marítimo es más grande y más buena que la mía. - Pero allí molestaríamos a Andresito y ni tu abuela, ni tu bisabuelastra, quieren hacerlo. - ¡¡¡¿Y A MI, SI?!!! - Sí.

Como búhos con los ojos de par en par, las viejas no los apartaban de la pantalla. - ¿Os ha venido de repente este fanatísmo por los Juegos Olímpicos? (pregunté enfadada, mientras desayunábamos en la salita) - "Desde que se hacen en Río de Janeiro" - Yo he cambiado los cubanitos culito-respingones por brasileiros culito-respingones. Y todo lo hacemos a ritmo de samba (especificó la Momia, encantada) - "¡Aaaayyyyyyyy, que guapos son! Pero como eres tan sosa no te habrás dado cuenta de ello" (la abuela, siempre tirando a dar) - No te metas con la chica (¡la Cotilla salió en mi defensa! No me lo podía creer) - Tiene un pretendiente extranjero. Se llama Atila. - ¿De dónde es, nena? Debí conocer a un chico en mi larga vida, que se llamaba así porque me suena (la Momia hacía memoria)

- Claro que te suena. Del cine. - ¿Del mudo?... - "¿Te has echado un novio actor?" - No... - "¡Por fin te juntas con alguien interesante y con dinerito en la cartera!" - Que no es eso... - "¡Callaros que salen los nadadores! ¡Dios bendito! ¿Qué comen estos niños?"

Pascualita estaba fuera de sí. Todavía no había desayunado y daba saltos mortales en el acuario. Tuve que ir a atenderla y cuando me dejó la cocina salpicada de cola cao, volvió a sacar los dientes de tiburón y tuve que llevarla a la salita, en plan broche, que la abuela se colocó en la solapa distraídamente. La sirena disfruta de estar con gente aunque nadie, salvo la abuela y yo, reparemos en ella. Pero en cuanto fijó la vista en la pantalla del televisor se puso frenética. Las tomas desde abajo de los nadadores en plena carrera, le trajeron recuerdos de un pasado lejano y lanzó dentelladas a diestro y siniestro. ¡El bicho, como las antiguas sirenas, quería comer hombres caídos al agua atraídos por sus cantos! La abuela la tapó con un trapo de cocina y pudo seguir admirando cuerpos atléticos tranquilamente.

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