martes, 16 de agosto de 2016

Por los pelos.

El soniquete de una letanía me despertó y desconcertó. Una cosa así no se escuchaba en mi casa desde tiempos inmemoriales... Me asomé con mucha precaución a la cocina, que era de donde salía el rezo. Pascualita miraba embelesada a la abuela que llevaba la voz cantante: - "Se está quedando caaaaaalvoooo. Se está quedando caaaaaaaalvoooo..." - Intenté recordar aquellas oraciones que nos hacían repetir en el colegio, todas las tardes mientras mis compañeras y yo luchábamos contra el sueño que nos amodorraba y no recuerdo que se hablase de calvicie. Claro que han pasado tantos años que puedo haberlo olvidado.

La curiosidad me llevó a interrumpir. - Ora pro novis, abuela... Estas estrofas son nuevas ¿verdad?  - "Son tristes" - ¿A quién se refieren? - "A Andresito" (y, cosa insólita en ella, derramó una lágrima) - ¿Se nombra a Andresito en la Letanía? ¡Caray, que poderío! - "¿Ves como soy una desgraciada, Pascualita? Además de tener un marido calvo, tengo una nieta idiota" - La sirena, en desagravio hacia su amiga, me escupió agua envenenada en un ojo.

Media hora después y con el ojo como un colchón que dolía horrores, la abuela me aclaró todo. - "Andresito se está quedando como una bola de billar y me obliga a pedir el divorcio" - ¡Pero qué dices! Si se quiere divorciar que lo pida él. - "Soy yo quién va a divorciarse a causa de su problema. ¡No quiero dormir con una bola de billar al lado!" - Pero si están muy sexis los hombres con las cabezas rapadas. - "Se le cae el pelo como las hojas a los árboles en otoño: ¡hay montones de pelos en el suelo! Geoooorge está cansado de barrer" - ¡Ya ves tú!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Y esas caras? ¿Qué le has hecho a tu abuela? - "Andresito se está quedando calvoooooo... ¡buaaaaaaaaa!" - ¿Qué me dices? ¿Tendrás un marido pelón? jejejejeje ... Si no lo quieres ya me lo quedaré yo... - "Tengo la casa llena de pelos... ¡buaaaaaaaa!..." - ¡No los tires! Los usaré de relleno de cojines y me sacaré unos euros para poder llegar a fin de mes. - La Cotilla, siempre tan apañada.

- Abuela, ¿por qué no lo miras por el lado positivo? Tu marido está a punto de cumplir los 100 años y sigue con su mata de pelo. Es milagroso. - "Me casé con él por su pelo" - ¡Y por sus pelas! (gritó la Cotilla) - Divórciate si se arruína pero no me dejes sin heredar la Torre del Paseo Marítimo, por los pelos.

El intento de convencerla para que no dejara al abuelito fue duro de pelas. Al final, con la lengua extenuada de tanto palique, nos tomamos unos chinchones on the rock y poco a poco, la abuela fue cediendo y calmándose.

La Cotilla, en vista de que ésta vez tampoco se quedaría con Andresito, le encendió unas velas a Luis Bárcenas a pesar de mi negativa. - ¡Pobrecillo, es que le hacen la vida imposible! ¿Podéis creer que ha ido al médico y lo han sacado en los periódicos? - ¿Por ir al médico? - Por aparcar en un lugar prohibido. Los dichosos periodistas le sacan punta a todo lo que hace. - ¡Y yo se la sacaré a usted, con una navaja albaceteña, como quemen las cortinas!


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