viernes, 26 de agosto de 2016

Valmojado y sus machotes.

- "¡Nenaaaaaaaaaaaaaaaa! No te hagas la dormida que tengo que comentarte algo... ¡¡¡DESPIERTA!!! - Con los ojos abiertos en plan búho, esperé a que se produjera, gradualmente, la toma de conciencia de mi cuerpo hasta verificar que me había despertado. Aunque éstas cosas llevan su tiempo, la abuela no me concedió ni un segundo de más. Así que estuve en estado catatónico escuchando una conversación, a gritos, de la que me enteré ná y menos.

Después me dormí y fue Pascualita quién hizo de despertador tirando un vaso al suelo de la cocina. Salté de la cama y corrí, zapatilla en mano, para defenderme del "ladrón" Menos mal que llegué a tiempo porque la puñetera estaba a punto de estampar una taza ¡la mía!

Preparé rápidamente un cola cao para Doña Prisas que reptó como una serpiente, por el frutero y saltó en plancha en su desayuno poniéndome perdida. - ¡¿Para ésto tanto escándalo?! ¡Hoy comeremos sirena a las finas hierbas, maldita sea! (grité fuera de mi) - Y la cogí por la cola dispuesta a desescamarla. Una mano poderosa apretó mi muñeca y me retorcí de dolor mientras dejaba caer a Pascualita en el fregadero. ¿Sería el ladrón?... Era Geoooorge - ¡Inglés! ¿qué leches haces aquí, jodío? - Madame decir yo impedir que you hacer tonterías.

Puse un taper boca abajo para ocultar a la sirena. - ¿Por qué tapar gamba gorda? - (¡¿Así que el mayordomo la había visto!?) - ¿Venir señor Li a comer here? - Noooooo. Márchate si no quieres que te linchen los que tocan el cláxon por tu mal aparcamiento.

La abuela entró en casa a paso de carga, seguida de cerca por la Cotilla - "¿Recuérdas el nombre, nena?" - ¿Cúal? - "El que te he dicho ésa mañana ¡¿No me digas que te has dormido?!" - ¡Yo lo sé! ¡¡¡VALMOJADO, VALMOJADO, VALMOJADO!!! - Esta Cotilla cada vez es más pelota. - ¿Qué es eso que está mojado? (pregunté porque no sabía de qué iba la cosa) - "¡Avergonzados tienen que estar todos en ese pueblo de Toledo!" - ¿Por qué? - "¡Pon éste vídeo y verás a los machotes del lugar bregando y asesinando a una pequeña vaquilla que no paraba de bramar! ¡VALMOJADO, VALMOJADO, HAS QUEDADO RETRATADO!"

Ni Pascualita ni yo hemos comido. Pepe se ha retraído en sus pensamientos y se ha quedado en su estante. Acaricio a la sirena, rascando, suavemente, su pelo-algas rasposas. Ella también ha visto el vídeo. Está acurrucada en mi mano, con sus ojos de pez fijos aún en la pantalla del televisor apagado. Tampoco ella entiende a qué viene tanta crueldad gratuíta.


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