jueves, 22 de septiembre de 2016

La multa.

Trozos de la tarta de cumpleaños de Pascualita, flotan en la superficie del acuario psicodélico . He intentado quitarlos y ha salido la fiera corrupia en plan película de Tiburón. Conservo los dedos de milagro.

La abuela me ha pillado tirando cinco velitas al agua. - "¿Qué haces, loca? No ves que le pueden sentar mal" - Por eso lo hago. Las compré con la mejor intención para que las soplara pero, como es tan borde, mejor que se las coma y le de un empacho. - "Acabaré llevándome a la sirena a la Torre del Paseo Marítimo" - No caerá esa breva.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Habéis comprado brevas? ¡Me las pido! - La cara dura de la Cotilla no tiene igual en el mundo.

- Hoy es el día Sin Coches en la ciudad. Y tú no te has enterado porque tienes abajo el rolls royce. - "Sí lo sabía, pero teniendo un rolls, quién va a venir hasta aquí a pie. Es ridículo". - Pues Bedulio te ha dejado una bonita multa en el parabrisas. - "¡Pero si la calle está llena de coches! Escucha: pitan como siempre" - La multa es por aparcar en el centro de Palma jejejejejeje. - "¡Esto no es el centro!" (protestó la abuela) - Pero Bedulio es el Municipal del barrio y como no puede veros ni en pintura ¡toma multa! - "¡A éste se le va a caer el pelo!" - Huy, menos lobos, Caperucita, que el Alcalde ya no es de los vuestros... Bueno ¿me dáis brevas o no?... ¿No? Pues no os daré una docena de huevos del contenedor del súper. - Y salió dando un portazo.

La abuela estaba que trinaba. - Vamos a tomárnos un chinchón y te tranquilizas (le propuse) - "Después. Una promesa es una promesa" - Y bajó a la calle. Volvió con el Municipal - "Siéntate. Voy a por el dinero para pagarte la multa" - Me acerqué, amistosamente. - ¿Un chinchón? - Estoy de servicio. - De eso no tengo. - ¿De qué? - De estoy de servicio. - ¿Me estás liando? - Quién ha contestado una tontería has sido tú. Se dice sí o no. - Soy la autoridad y digo lo que me da la gana (me salió por peteneras) - Le miré fijamente. - ¿Qué pasa? - Eres clavado a Pepe. - ¿Qué Pepe? - Al que le cortaron la cabeza que adorna la estantería de mi cocina. - Bedulio tragó saliva. - No toques estos temas que tengo los nervios sensibles. - Estoy segura de que era un antepasado tuyo. - ¡No digas tonterías! - ¡Abuela, trae a Pepe para compararlo con Bedulio!

La abuela apareció de golpe con Pepe en una mano y la cartera en la otra... y Pascualita en el escote. - ¡Míralo bien! Tienen el mismo perfil. - "¡Son clavados! Le pedire al espíritu de mi primer marido que busque el de Pepe y sabremos cómo era en realidad" - ¡¡¡NOOOOOOO!!! - "No te preocupes. No es ninguna molestia. Además los espíritus agradecen que les demos algo que hacer". - ¡Págueme y me largo de aquí! - "Nena, házles una foto y la mandaremos al periódico. Esto tiene que verlo todo el mundo" - ¡¡¡NADA DE FOTOS. ME VOY!!!

La abuela dejó caer la cabeza jivarizada que rodó hasta los pies de Bedulio. - "¡Te ha reconocido! La sangre tira mucho!" - ¿Qué... sangre? ¡No quiero ver a nadie! - "¡Huy! eso no se le dice nunca a un fantásma. No les gusta" - Y Pascualita pasó, del escote de la abuela a la cabeza de Bedulio. Y se armó la marimorena.

Dos horas después, salió de casa sin saber lo que le había pasado, borracho como una cuba y con la cabeza monda y lironda. Se cruzó con la Cotilla que corrió a contarnos que a Bedulio se le había caído el pelo. - ¿Cómo lo sabías? - "Mi sexto sentido" - ¡Pues pongamos un negocio a medias: tú traes los clientes con dinero y yo les "límpio" los bolsos y las carteras mientras les adivinas el porvenir ¡Por fin llegaré a fin de mes! 

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