jueves, 15 de septiembre de 2016

Rita, la del caloret.

La abuela ha llegado corriendo a casa, ha sacado una bufandita y un gorrito de lana de su bolso. - "¡Corre, saca a Pascualita del acuario antes de que coja una pulmonía!" - Me puse el guante de acero porque, en ese momento´, la sirena dormía flotando a media altura  y tiene muy mal despertar. Efectivamente, en cuanto la cogí abrió los ojos y lanzó hacia adelante sus dientecitos de tiburón.

La abuela, solícita, le habló con mucho cariño... - "Ven aquí, guapísima (¿?) Mira lo que te he hecho para que no pases frío" - Y como un corderito, Pascualita se dejó poner las dos prendas. - La abuela me advirtió que la vigilase para que no se las quitara "porque hace frío"

- ¿Te refieres a AHORA? - "Veo que te funciona la neurona aunque sea a medio gas" - Pero... - "Esta noche he tenido que ponerme una manta en la cama. ¡No hay derecho a que se acabe el verano tan rápido y de sopetón!" - ¿No querrás que le ponga una mantita a la sirena, verdad? - "No. Pero calienta el agua de vez en cuando" - ¿Tengo que estar todo el día pendiente de ella? - "¿Tienes algo mejor que hacer?... ¿No? Pues, hala. Por cierto, ¿Te has enterado de lo de Rita?" - ¿Una amiga tuya? - "¡Que cruz tengo contigo!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Sabéis lo de Rita? - ¿La Cantaora? (pregunté con toda mi candidez) - ¿A tu nieta de dónde la sacaste? Si tarda dos minutos más en nacer, nace ameba. - ¿ Es que habláis como si en el mundo no existieran más Ritas que la que conocéis vosotras! (me estaba cabreando) - "¡Huy, no! Quita, quita, que con una basta. Además, no la conocemos, por lo menos yo" - ¿Cómo que no? (saltó la Cotilla) si más de una vez vino a comer a tu casa y a mí no me invitaste diciendo que: no está hecha la miel para la boca de un asno.

La abuela se hizo la loca. - "Te estás confundiendo. Yo nunca te diría eso" - Incluso la invitásteis una noche a El Funeral y bailó Paquito Chocolatero. - "No sería esta Rita a la que nos estamos refiriendo" - Que sí. La que te regaló un bolso de Loewe que tenía repetido. - ¿Habláis de Rita, la valenciana?... ¿La del caloret? ¡Pues claro que la conoces, abuela! Si sois muy amigas.

La abuela se levantó de un salto y amenazándome con el dedo. - ¡No vuelvas a levantar falsos testimonio contra mi, boba de Coria! Si digo que no la conozco es que no la conozco. ¿Me habéis entendido las dos?"

Ya lo creo que la habíamos entendido. Y para corroborarlo gritamos: - ¡¡¡SI, SEÑORA. A LA ORDEN, SEÑORA!!!

Cuando me quedé sola puse a Pascualita en el frutero y le quité la bufanda. El gorrito se lo había quitado ella. Luego nos tomamos un chinchón on the rocks a medias y aproveché para que aprendiera una lección. Me puse en plan señorita Rotermeller, blandiendo mi dedo índice delante de lo que, en un bicho normal, sería la nariz : - Cuando regreses a tu hábitat y te conviertas en la Jefa del lugar, no te fíes de quienes te hagan la pelota. Más vale que te los comas porque, si llegas a pasar la fina raya que separa lo lícito de lo ilícito, ellos te devorarán a ti y encima dirán que estabas sosa... ¿Me has entendido? - Por toda respuesta, Pascualita me dió tal mordisco en el dedo que he estado, hasta ahora, dando gritos y saltos mortales, de dolor.

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