martes, 25 de octubre de 2016

Sale Pascual a relucir.

- "Me he comprado una bicicleta" - zzzzzzzzzzzzzzzzzz - "¡Me oyes! Como hace tan buen tiempo, disfrutaré de Palma en bicicleta" - zzzzzzzzzzzzzzzz - "Andresito, ésta ceporra no se entera de nada ¡¡¡NENAAAAAAAAAA!!! - ¿Hummm...? zzzzzzzzzzz - Son las tres de la madrugada, cariñito. Está durmiendo. - "Pero si acabamos de llegar de El Funeral. Es  muy pronto" - Ya, pero la juventud de hoy en día no tiene el aguante que teníamos nosotros. - "Luego se queja de que le cuento las cosas a Pasc... Vamos... que no le cuento las cosas a ella" - Así que Pascual existe. Ya me dijo algo la Cotilla y no le hice caso... Mírame a los ojos y dime ¿Me estás engañando con él? - "No me salgas ahora con ataques de cuernos, Andresito.

Me desperté con la sensación de haber oído voces... Encendí la luz y vi el teléfono de la mesilla de noche, descolgado. Llamé. La voz cascada de la abuela sonó al otro lado de la línea: - "¡Quién quiera que seas, eres un cabrito integral! ¿Has visto la hora que es?" - Soy yo, abuela ¿pasa algo? - "¡Claro que pasa! Intento dormir y me desvela el teléfono, coñe." - ¡Te fastidias como me pasa a mi cuando me llamas a éstas horas! - "¡Contenta me tenéis entre Andresito y tu! Le ha dado por pensar que lleva una cornamenta tan grande que no cabrá en el rolls royce. Y todo a cuenta de Pascual ¡Ya ves tú! Le he mandado a dormir con su madre pero la Momia me lo ha remitido. Tenía sesión erótica-festiva con el cubnito-culito respingón. Ahora Geooorge lo lleva camino de tu casa para que duerma allí" - ¡Ni hablar! Yo quiero dormir, no oír penas y lamentos de un cornudo. - "¡Si no existe Pascual, no hay cornamenta que valga. Ya verás cuando agarre a la Cotilla"

- Desde la cama la oí: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Abuela, hablando del rey de Roma... por la puerta asoma. - "¡Dile que se ponga!" - Mientras se iniciaba una discusión entre las dos amigas, abrí la puerta a Geooorge y al abuelito. Venía compungido el pobre. Al entrar movió la cabeza a un lado y al otro como un toro cuando pasa los cuernos por un sitio angosto. Que penita me dió. Y como no sabía que decirle para consolarlo, se me escapó: - ¿Pesan mucho, abuelito?

Fue algo espontáneo y de lo que me arrepentí mientras pronunciaba las palabras. Entonces me dio la risa. - ¡Abuelito, podrías ganarte unos cuartos participando en los encierros de los pueblos donde no quieren toros de verdad! jajajajajajaja

La Cotilla se le acercó corriendo y se fundió en un enorme abrazo con Andresito. - ¿A qué viene esto?  (dijo él, apartándola) - Quiero que sepas que no me importan tus cuernos (estaba muy zalamera´) Deja que tu mujer se vaya con Pascual y tu quédate conmigo. - ¡¿Le conoces?! - ¡Claaaaaaaaaaaaaaaro! Una birria de hombre. Te lo seguro. Ni siquiera tiene una Torre en el Paseo Marítimo.

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