sábado, 10 de diciembre de 2016

Cantando como un ruiseñor...

Como no puedo salir a la calle porque no hay zapato en el que quepa mi pie, me he entretenido cantando a voz en grito. Sacando toda la intensidad de mi arte. Recreándome en el ritmo, la entonación... gustándome.

A la pata coja he llegado hasta la salita a servirme unas copitas de chinchón, más que nada para calentar la voz. Y pronto sonó como los ángeles. Lástima que me interrumpiera el estridente timbre de la puerta. La vecina del décimo, enfundada en una camiseta negra con el lema: No torturéis a los animales, se encaró conmigo - ¡¿Estás matando al gato?! - ¿Qué gato? - ¡Maldita sea! ¡Te sacaré los higadillos y te los meteré por donde amargan los pepinos! - Estás equivocada ¡No tengo gato! - Pues he oído a uno quejarse. - Pregunta en otro piso... aquí no es.

Me temblaban las piernas. Aquella fanática estuvo a punto de acabar conmigo. Tomé dos copitas de chinchón para animarme y al poco rato tarareaba, ésta vez por Antonio Molina y haciendo el falsete tan bien o mejor que él. - ¡¡¡COCINERO, COCINEEEEROOOOOOOOOOOOO, ENCIENDE BIEN LA CANDELAAAA...!!! - De nuevo me interrumpió el timbre. Los bomberos, manguera en mano, estaban en el rellano de la escalera y en cuanto abrí, entraron en tropel. - Nos han avisado de un fuego en la cocina de este piso ¿Por dónde se va? - Por allí pero... - Poco después se fueron enfadados - ¡Le pasaremos la factura por hacernos venir para nada. Las bromas se pagan! - Oigan, que no he sido yo...

Notaba que el ánimo cantarín del principio iba menguando. Pero no me quise dejar amilanar por unos malentendidos. Y templé de nuevo la voz. Después canté con toda la potencia de mis pulmones: - ¡¡¡LA MUJER QUE QUISE SE ME FUEEEEEEEEEEEEEE CON OTROOOOOOOOOOO. LES SEGUI SUS PASOS Y MATEEEEEEEEEEEEEE A LOS DOOOOOOOOOOOOSSSSS...!!! - Me encantan las rancheras... pero tampoco pude terminarla. El dichoso timbre sonó de nuevo. - ¡Alto, queda detenida! (gritó el policía que, acompañado de otros, me puso las esposas en cuanto abrí. - Pero... ¿qué pasa hoy? - ¡Silencio! ¿Dónde están los occisos? - ¿Mande? - ¡Los asesinados! - ¡A mi que me registren! - ¡Ya lo creo! Ahora mismo.

Me costó dios y ayuda convencerles de que en casa no había pasado nada. Al final se marcharon, no sin antes echarle una buena ojeada al dedo gordo del pie derecho. - ¿Habéis visto "eso"? - ¡Vaya! (dijo otro) Pa mear y no echar gota.

Mohína, me senté en la salita y tomé unas copitas que no me levantaron el ánimo. Busqué con la mirada a mis fantasmas familiares. La lámpara del techo estaba vacía. Me acerqué renquando hasta el acuario en cuyo fondo, mal escondidas bajo las algas, estaban Pascualita y la kika... La Retatara asomaba el refajo por una abertura en el barco hundido. - ¡¿Qué os pasa?! (grité y las tres hicieron lo posible por esconderse mejor) Harta de sus tonterías fui a ver a Pepe. El único que me comprende porque nunca se queja... Se había caído de su estante y escondido tras la puerta de la cocina. - Pepe ¿te estás escondiendo? - No podía ser. Es solo una cabeza reducida, con los labios y los ojos cosidos... De repente un trueno me sobresaltó y una especie de chaparrón tropical inundó las calles de Palma... Sonó el teléfono. Era la abuela - "Nena ¿has visto la que está cayendo? ¡¿NO HABRAS ESTADO C-A-N-T-A-N-D-O, VERDAD?!"

No hay comentarios:

Publicar un comentario