lunes, 5 de diciembre de 2016

Envidia cochina.

La abuela ha sufrido un soponcio. Y el ataque, que ha estado a punto de dejarme sin abuela, ha sido  causado por la envidia.

La Cotilla y yo hemos desayunado juntas porque ha traído polvorones repescados del contenedor de basura del super.  Estaban duros como rocas de granito y teníamos miedo de rompernos una muela a pesar de mojarlos en el cola cao.

En cuanto hemos terminado, se ha ido a sus chanchullos y me he quedado  solita y encantada de la vida en casa... con la retatarabuela, la kika, Pascualita y Pepe.

Menos mal que la retatara es transparente porque se pone delante de la pantalla de la tele, sin parpadear, tragándose todo lo que dan, como con la lavadora. Y he descubierto que tiene el poder de cambiar los canales o los programas de lavado, sin tocar botón alguno. La cuestión es que tuve que  llamar al técnico porque los programas iban como locos. No le encontró ningún fallo pero tuve que abonarle la factura de rigor. Al rato volvió a fallar.

Entonces pensé en Blas el parado. El hombre es un manitas y no me cobra, salvo la voluntad. Fue entonces cuando me di cuenta que la culpable era ella porque, en cuanto hacía la trastada, sonreía. A Blas le di dos tabletas de turrón y se fue tan contento después de dos horas de trabajo infructuoso.

A pesar del sermón que le solté a mi antepasada, enseñándole incluso la factura del técnico, ella sigue a lo suyo y no hay manera de ver una película entera. Entonces me enfadé y le grité: - ¡¡¡Por vejestorio que seas, no puedes hacer tu santa voluntad!!! - Me miró como quien oye llover pero a la kika no le gustó que le levantara la voz y me saltó a los ojos picoteándolos, aunque, afortunadamente, ni me rozó, pero ella se quedó muy contenta. - ¡Fantasmones! jajajajajaja (volví a gritarles) ¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYY!!! -  La puñetera sirena no consiente que se burlen de su amiga y me tiró un chorrito de agua envenenada ¡que dolió horrores!

A mediodía llegó la abuela - "Pónme unas copitas de chinchón, nena, que me duelen los pies" - ¿? - "¿No sabías que es un remedio para todos los males?... ¿no? ¡Que cruz tengo contigo!" - Entonces se fijó en la mujer que estaba en la salita. - "¿Quién es? ¿Desde cuándo te codeas con gente tan elegante?" - Pero... - "¿Qué esperas para presentármela?" - Pero no me dio tiempo a nada. Se presentó a si misma... Hola, soy la... ¡¿Cotilla?... ¡¡¡COTILLA!!!" - La vecina nos contó que había ido a una de las mejores peluquerías de señoras de Palma porque se encontró un cupón del sorteo de un tratamiento completo de belleza. Preguntó qué número había salido ¡y era el suyo! Cuando salió de allí, parecía otra persona. - Y dentro de un rato van a hacerme una sesión de fotos profesionales, por eso llevo esta ropa ¿chula, eh? - La voz de la abuela sonó ronca. - "Para qué?" - Soy la modelo de prendas de vestir para nuestra edad... ¡75 años ha echado el dueño de la peluquería! - "¿Tú de modelo? ¡Dios mío... a tus años! jajajajajajaja" (la risa rezumaba envidia cochina) - ¿Años? Soy unas horas más joven que tú, querida.

Y se fue taconeando. En cuanto se cerró la puerta, la abuela cogió el chinchón y bebió a morro hasta acabarlo. Luego cayó redonda al suelo mientras Pascualita, sentada en el borde del acuario, hacía la señal de OK.

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