jueves, 15 de diciembre de 2016

Nos han robado las luces de Navidad.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - Hola, Cotilla. A usted quería yo ver. - No me pidas nada que estoy en crisis permanente. - A quién cree que me parezco ¿a Bedulio o a Pepe? -  ¿Tienes que parecerte a uno de los dos? No son gran cosa, sobre todo Pepe. - Se supone que cuando vivía no era como ahora. - ¿Me pides que haga un ejercicio de adivinación, a éstas horas y con el estómago vacío? Imposible.

Tuve que bajar a comprar cien gramos de jamón serrano ("pata negra" recalcó la tía) para invitarla a merendar ("y una botellita de rioja del bueno") Pide más que Hacienda y come como una lima nueva. Para rematar la faena se tomó un cafelito y unas copas de chinchón ("para entonarme")

Acabado el ritual, se repantingó en el sofá de la salita ¡y se durmió como un lirón! Cuando despertó era la hora de comer ¡No sabe nada la tía!

Sin encomendarse a Dios ni al diablo, se sentó a la mesa de la cocina dispuesta a comer lo que fuera. Eran lentejas y rebañó dos platos, medio pan y la ensalada apenas pude probarla. Luego el café en la salita, las copas de chinchón y... la siesta de rigor. Mientras, yo seguía esperando el veredicto.

Dos horas después me pidió un café con leche para la merienda y algo para mojar. - ¡Moje el dedo y va que chuta! (no me pude contener) Y cuando iba a contestarme, llegó la abuela echa un manojo de nervios. - "¡Hombre, Cotilla, a  ti te quería ver!" - Ya veo que no podéis vivir sin mi ¿qué pasa? - "Vengo de la comisaría, de ponerte una denuncia. Si quieres que la retire ¡Devuélveme las luces que nos has robado!" - ¿Robado? Eso es una calúmnia. ¡Nunca he hecho algo así!... ¿Qué luces? - "¡Las de mi calle!"

- Yo no he sido. Me acordaría... ¿Se han llevado las farolas? - "No te hagas la tonta. ¡Las luces de Navidad!" - Las de tu calle no las he tocado. - ¡Lo admite, abuela! se las ha llevado ella. - Tu nieta no es más tonta porque no se entrena. He dicho: LAS DE TU CALLE NO LAS HE TOCADO, boba de Coria. - O sea, que ha tocado otras. - Eso, ni te va ni te viene.

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. Ante los pocos policías que quedan en el cuartel, le han dado el alta médica antes de tiempo. Y no se les ha ocurrido a sus jefes otra cosa que mandarlo a casa. - Que salga tu abuela. - Pasa, no te quedes en la puerta. - Ni lo sueñes.

Se marchó bajando los escalones de dos en dos. La abuela llamó a Andresito y le colgó después el teléfono con malos modos. - ¿Qué pasa? - "Las luces de Navidad nos las han robado los del Ayuntamiento. ¡Ya estaban pagadas por los comerciantes! Están instaladas en otra calle. Le he pedido a Andresito que mueva los hilos de sus contactos políticos pero me ha dicho - Ya no son de los míos, querida. Habernos votado. -  ¡Tendrá cara!" - A todo esto, me he quedado sin saber a quién me parezco porque, para sacudirse el mal humor, las dos amigas han despotricado contra el Ayuntamiento, entre copa y copa de chinchón y ahora duermen la mona.


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